viernes. 19.04.2024
ENTREVISTA

Cambiando los guantes: de portero a bombero

Hace 15 años, la vida profesional y personal de José Luis Martínez Márquez dio un giro de 180 grados. Entrevistamos al actual bombero, que nos cuenta cómo una decisión que algunos tomaban por insensata le ha aportado tanta felicidad.

José Luis Martínez, bombero de Sevilla en el parque de bomberos situado en las 3000 viviendas (P-5).
José Luis Martínez, bombero de Sevilla en el parque de bomberos situado en las 3000 viviendas (P-5).

Nueve de la mañana. Nos ponemos en camino hacia el parque de bomberos localizado en las 3000 viviendas. Tras un largo atasco, asfalto mojado, y semáforos interminables, encontramos a un hombre esperándonos frente a una gran cancela gris. Lleva el uniforme oficial del cuerpo de bomberos de Sevilla, y con una gran sonrisa nos invita a entrar al lugar donde los responsables de apagar los fuegos pasan sus días de trabajo. Con cámara y libreta en mano subimos las escaleras, dejando atrás las míticas barras por las que tanto hemos visto deslizarse a los bomberos en las películas. Pasando por vitrinas llenas de recuerdos, extintores con mucha historia y cascos quemados, nuestro personaje nos va presentando a varios compañeros de su equipo. Finalmente, llegamos a la sala teórica, donde muchos bomberos han pasado horas sentados para llegar a ser lo que son, y aquí estamos nosotras, ocupando esas sillas, dispuestas a conocer a nuestro protagonista: José Luis Martínez Márquez.

Fotografía de revista deportiva de José Luis y su equipo.

Sabíamos que íbamos a conocer al bombero, pero descubrimos que mucho antes de la manguera y el casco, José Luis solía llevar “otros guantes”, y paraba balones entre los postes de una portería. A los 16 años firmó su primer contrato con el Real Betis Balompié, lo que dio lugar a que pudiera jugar en la Selección Española, desde la Sub-16 hasta la Sub-21. Disfrutó siendo portero en varios equipos, como el Almería, el Jerez de los Caballeros, el San Fernando, el Motril, Los Palacios, y el Granada. Hasta que decidió colgar los guantes en el año 2004.

Fotografía de cromo de José Luis como portero del Real Betis Balompié.

La atracción por su actual profesión nació cuando conoció a dos hermanos bomberos que estaban en su equipo. Vivió de cerca las noches de estudio de uno de ellos, y los apuntes a medio subrayar entre partido y partido. Su curiosidad le hizo querer indagar más, poniendo así punto final a su etapa como portero, para comenzar un nuevo capítulo entre humo y sirenas.

El cambio fue repentino. A principios de 2004 no sabía que ese sería su último año como portero, pero el resultado de su último partido marcó su decisión. Las conversaciones con esos dos hermanos seguían dando vueltas en su cabeza, así que decidió que, si perdían ese último partido, colgaría los guantes. Y ese fue el comienzo de todo.

Para la gente de su entorno fue algo inesperado, “cuando mis padres se enteraron pensaban que estaba loco perdido”, afirma José Luis. Sin embargo, para él no fue duro, era hora de un cambio en su vida. Al principio creía que no iba a superar las pruebas, pero lo consiguió quedando el segundo de su promoción. Estas fueron duras, pero él afirma que le ayudó la suerte, “vinieron las cosas muy rodadas”.

Los caminos que hay que recorrer para ser bombero y para ser portero son muy diferentes, aunque en ambas profesiones conseguir un hueco es complicado. Sin embargo, la competencia presente en el mundo del fútbol, y la suerte que hay que tener para seguir permaneciendo en él son constantes, mientras que en el cuerpo de bomberos las risas y el compañerismo ocupan el papel principal. “Si tienes la suerte de tener un grupo como el que me ha tocado a mí, es como si estuvieras en tu casa. Estamos de risas desde que llegamos, la convivencia es muy buena. Siempre se trabaja en equipo, incluso en las comidas”.

José Luis Martínez durante la entrevista en una de las salas teóricas del parque.

Con una sonrisa, a José Luis se le vienen a la cabeza millones de historias junto a sus compañeros, buscando la anécdota ideal para contarnos. “Así que os pueda contar…” comienza diciéndonos entre risas, “al poco de entrar yo en bombero, fuimos a un incendio en un colegio. Todas las mañanas nos asignan una pareja con la que vamos a actuar ese día, y en un camión iban el jefe de guardia y su conductor. Nos bajamos todos al llegar allí, empezamos a buscar el fuego y no lo veíamos, hasta que nos informaron de que era por el otro lado. Dimos la vuelta al colegio con rapidez y, de repente, escuchamos por la emisora: ¡oye! Pero ¡¿dónde está mi conductor?! Nos dimos cuenta de que, con los nervios, el conductor se montó en el camión y se fue, ¡y dejó solo al jefe de guardia!”, José Luis se echa a reír recordando esos viejos momentos, contagiándonos a nosotras. Antes había muchas bromas en el cuerpo de bomberos, muchas risas con los veteranos, ahora debido a que todos llevamos un teléfono móvil en el bolsillo, no hay riesgo de que al andar por el patio te puedan tirar un cubo de agua por encima.

En todos los parques en los que José Luis ha trabajado, la convivencia siempre ha sido muy buena, incluso va con ganas a trabajar y pasar su jornada de 24 horas con sus compañeros. En el parque de las 3000 la situación no cambia, aunque reconoce que es diferente a trabajar en el parque de San Bernardo, ya que allí las salidas son por los Remedios y el Centro de Sevilla. Sin embargo, no duda al afirmar que los vecinos de su parque actual son personas muy agradecidas, tanto que cuando le propusieron volver al otro parque decidió quedarse donde está, porque, aunque la zona no sea la más bonita del mundo, se está muy a gusto y no suele haber problema ninguno.

Todos sabemos que en su profesión es esencial el trabajo en equipo, y por eso mismo José Luis nos afirma que estadísticamente los bomberos tienen un porcentaje de riesgo relativamente bajo, aunque siempre puede pasar algo, “pero como también le puede pasar a un albañil”, bromea diciendo que el único momento en el que se le pasa el riesgo por la cabeza es en el camino por la velocidad del camión.

Parte trasera de los camiones de bombero en el garaje del parque.

Sin embargo, hay momentos muy duros que pueden llegar a vivir, y sobre los que hemos querido preguntar. Un bombero tiene en algunas ocasiones la responsabilidad de una vida en sus manos, de ancianos, adultos, adolescentes, e incluso niños. Los bomberos de Sevilla han estado presentes en algunos casos donde lo que hay es una vida en juego, pero es cierto que cuando esa vida es muy joven, puede llegar a afectar de forma diferente. Nuestro protagonista, por ejemplo, participó en las búsquedas de Marta del Castillo y Mari Luz, dos casos muy mediáticos en nuestro país. Ante situaciones como estas, los profesionales intentan separar la visión del trabajador de la del televidente, sin dejar que la presión influya en la búsqueda. En casos así, algo esencial es la esperanza, muchos dicen que esta es lo último que se pierde, pero para los bomberos es importante que no se vaya nunca, ya que los guía en su misión y los empuja a seguir adelante sin descanso. José Luís piensa que teniendo esperanza cabe siempre la posibilidad de encontrar una vida a salvo al final, sin embargo, si no te agarras a ella ya lo estás dando todo por perdido desde el principio.

No hemos querido dejar el caso de Julen fuera de esta reflexión, ya que se trata de otra larga búsqueda en la que todos los medios y los ciudadanos nos hemos volcado. José Luis suspira y asiente lentamente, “el hecho de que sea un niño te mete más pellizco, te sensibiliza más, la sensibilidad en ese aspecto es más fuerte…”. Sin embargo, tenga la edad que tenga, siempre que no consiguen sacar a alguien con vida de cualquier situación es algo muy frustrante y doloroso.

Desde casa lo siguen sintiendo así y los aspectos del trabajo es normal que continúen dando vueltas en sus cabezas, no son de piedra y algunas situaciones duras les afecta, pero un apoyo fundamental ayuda a José Luis a separar al bombero de uniforme del padre con delantal: su familia. Él se considera un tipo muy normal, nos reconoce entre risas que se está aficionando a la cocina, y cuando no intenta dominar las sartenes le gusta dar una vueltecita y, sobre todo, disfrutar de su familia. 

La familia está muy presente en las situaciones de riesgo de todos los bomberos, como cuando a sus compañeros se les desprendió el techo en un incendio segundos antes de salir de una nave solar. Los equipos de seguridad y los trajes son muy completos y eficaces, aunque a veces, debido al calor, se les puede derretir un poco el casco.

A pesar de que en las series como Chicago Fire, y en las películas como Brigada 49 (recomendadas por nuestro protagonista) se nos muestren situaciones muy extremas y peligrosas, José Luis dice que son muy fieles a la realidad, aunque el riesgo no siempre es tan elevado, porque intentan tenerlo todo muy controlado y seguro antes de adentrarse en una misión. El espíritu suicida e irresponsable no casa para nada con los valores que debe tener un bombero.

Aún así, la admiración y la consideración de las personas que estas series muestran se dan también en la realidad. Cada vez que los bomberos tienen que intervenir es para ayudar, por lo que la gente los respeta y los tiene en alta estima, así lo ve José Luis en cada uno de sus días. “La diferencia con la policía, que son compañeros nuestros, es que algunas veces ayudan, pero otras tienen que detener, y nosotros, por el contrario, siempre vamos a ayudar”, lo que les recuerda la suerte de su trabajo.

Sabemos que la figura del bombero es vista por muchos como un héroe, y José Luis bromea diciendo que su madre está totalmente de acuerdo. “Hay veces que la gente que necesita nuestros servicios está desesperada, entonces el ver que en ese momento se les soluciona un problema grave, como puede ser la pérdida de un salón o de una casa, hace que sí nos lo digan. Siempre te gusta que te alaguen, pero tenemos claro que no somos tampoco héroes, simplemente cumplimos con nuestro trabajo agradecidos”.

También existen otro tipo de opiniones sobre los bomberos en la sociedad, muy relacionadas con “el morbo del uniforme”. A lo largo de la historia de la televisión hemos visto millones de películas con estriptis protagonizados por hombres musculosos con trajes de bombero, o la figura sexualizada del mismo en calendarios y sesiones fotográficas. Sin embargo, José Luis cree que el hecho de que por ser bombero se ligue más es una leyenda urbana, “por lo menos en mi caso yo lo he visto poco, eh” dice con naturalidad haciéndonos reír.

Uniformes de bombero preparados para las salidas.

Además, esta idea del “hombre bombero” no casa con la realidad, ya que gracias a los avances de la sociedad son cada vez más las mujeres que se abren camino en esta profesión. Sin embargo, en Sevilla quedan aún muchos pasos que dar, pues de 500 bomberos son solo dos mujeres las que forman parte de todo el equipo. “Gracias a Dios, poco a poco se va abriendo esa puerta, tanto en la mentalidad de los hombres, del servicio, instituciones, como de las propias mujeres, que han cambiado ese chip de eso es de hombres”. Él mismo insiste a sus hijas diciéndoles que si alguna de las dos quiere ser bombera, aunque de momento la música y el periodismo ocupan sus prioridades.

La vocación en esta profesión es muy importante, por lo que ni en los momentos de crisis ni en otras situaciones se han visto a personas queriendo entrar en este mundo por conveniencia o necesidad. José Luis ni siquiera se lo planteó hasta los 26 años, por eso reconoce que la vocación puede llamarte tarde o temprano, pero siempre acudirá a tu puerta, al igual que en otras profesiones como profesor, médico, o periodista, “si no te gusta lo que haces va a ser muy complicado”.

La familia de nuestro bombero confiesa que José Luis siempre se va silbando al trabajo, al que llega contento porque la convivencia es muy buena, y los ratos en los que está con sus compañeros son muy divertidos. “Tenemos mucha suerte por trabajar de lo que nos gusta, si no hay salida está bien porque significa que no ha pasado nada, pero si nos llaman también disfrutamos de estar ahí”. Descansando o trabajando, entre risas o sudando contra el fuego, José Luis afirma que disfruta de todos los momentos como bombero.

José Luis Martínez frente a la colección de diferentes tipos de extintores expuestos en el aula teórica del parque.

     - José Luis, si volvieras atrás, ¿tomarías de nuevo la decisión de ser bombero? 

“Sí, he disfrutado de vivir del fútbol y me encantó, pero a veces pienso que me hubiese gustado entrar antes en el cuerpo de bomberos de lo que entré. Mi decisión fue completamente acertada, y volvería a tomarla las veces que hiciese falta, sin ninguna duda”.

Atravesando el garaje entre camiones rojos, mangueras interminables, y sirenas esperando atentas a la llamada, nos dirigimos al coche con nuestra libreta repleta de notas, un muy buen sabor de boca, y teniendo en nuestras manos una gran historia que contar.