miércoles. 24.04.2024

En una sociedad que todo lo etiqueta, María Pérez Herrero sería una #flâneuse; esa mujer a la que Lauren Elkin describe, entre otros rasgos, como “aquella que se inspira sola”, la que “sale de viaje y va adonde se supone que no debe”. Esto último debió pensar, enfundada en sus pantalones campana de juventud, echada sobre un césped mal visto para ellas. A esto le llama “pequeñas locuras” de la época. Despojada de sus acepciones 1 y 2, le reconciliamos, a través de esta entrevista, con el adjetivo loca, para subrayar en su coloquialismo la acepción 6: persona entusiasmada o muy contenta, y la 7: que siente gran amor o afición por alguien o algo, y llamarla, con permiso, “María, la loca”. 

Con el Lyceum Club de Madrid como núcleo de los cambios sociales de principios de siglo, Pérez Herrero nos habla del profundo trabajo de investigación que ha conllevado escribir sobre esa época que tan bien ha hecho para la cuestión de género y que tan mal ha sido enseñada.

“Este libro no ha sido fácil de hacer, lleva muchísimos años de estudio, pero el tema, esa primera eclosión femenina, me pareció tan interesante que supe que tenía que trabajar sobre ello”, confiesa. 

el tema, esa primera eclosión femenina, me pareció tan interesante que supe que tenía que trabajar sobre ello

Incluso separadas por cientos de kilómetros y una pantalla de ordenador puedo palpar la admiración que profesa hacia estas mujeres pioneras que encabezaron la lucha feminista que hoy seguimos. Explica con un chisporroteante brillo en los ojos cómo los primeros cambios en el Código Civil los pidieron las integrantes del Club, las llamadas “maridas”. En una época en la que la mujer se casaba y perdía toda capacidad personal frente a la sociedad, figuras como Zenobia Camprubí, Victoria Kent, María de Maeztu o Clara Campoamor bajo el lema “antes de que te cases, mira lo que haces”, fueron capaces de dar un golpe sobre la mesa y reivindicar su lugar fuera (y dentro) del matrimonio.

A pesar de estar enmarcada en un espacio temporal real, la autora asegura que su intención no ha sido hacer una enciclopedia histórica. “Simplemente son mujeres que viven esos momentos, esa parte de la  historia” -explica-, “son personajes de ficción corriente, una lavandera, una periodista, un párroco, a  los que la historia les engulle. Doy pinceladas pero quiero que sea el lector o la lectora los que luego investiguen más”. 

son personajes de ficción corriente, una lavandera, una periodista...

La escritora nos advierte de la importancia de leer e indagar sobre el pasado, de forma que podamos completar esa parte del relato que ha sido silenciada. “La Historia tiene ojos de varón; la escribe el escribano del rey, el copista, el navegante, el historiador, el soldado, el párroco, el monje… sus ojos de varón no visibilizan la mujer. Quiero rescatarla.”. 

Ese bullir de mujeres que anhelan el cambio y la ruptura con las reglas rígidas con las que convivían entronca perfectamente con la propia María, quien admite haber hecho alguna que otra locura impropia para la época. “Estaba en la edad en la que queremos descubrir el mundo, vas a Londres, donde se podía fumar en el cine y era una cosa tan moderna y tú te sentías tan mayor…; cosas que en España parecían imposibles pero en otros países más adelantados era lo normal. Nosotras éramos las transgresoras, las que íbamos con el pantalón acampanado y nos tirábamos en el césped; en el Retiro era impensable, en cambio en Hyde Park lo hacías perfectamente…pequeñas locuras que ya indicaban que la mujer quería cambiar, romper con las normas clásicas”, recuerda con su permanente sonrisa. 

Asimismo, Pérez Herrero personaliza perfectamente ese sentimiento de unión que el Lyceum representaba con la creación de la Asociación de Mujeres Guionistas –entre guiones–, de la que es presidenta. 

Al hablar de futuro, la escritora nos adelanta alguna que otra pista sobre su nuevo proyecto literario, en el que asegura que podremos conocer más a fondo a todas estas mujeres: “el libro termina en 1939 y doy pie a querer saber qué pasó después. Pues bien, estoy preparando un nuevo libro, que he trabajado desde un formato de ensayo,  divulgación y semblanza de mujer en monólogo introspectivo. Cierra todas estas vidas que tuvieron entre ellas tan imbricadas”.  

Me gustaría que no se perdiera esta memoria

Lo que sí podemos vaticinar es que se tratará nuevamente de una novela homenaje a todas aquellas precursoras de los valores feministas de los que hoy todos deberíamos hacer gala. En este sentido, Pérez Herrero recupera unas palabras de María Lejárraga: “El feminismo quiere sencillamente que las mujeres alcancen la plenitud de su vida, es decir, que tengan los mismos derechos y los mismos deberes que los hombres, que gobiernen el mundo a medias con ellos ya que a medias lo pueblan”. “Me gustaría que no se perdiera esta memoria”, concluye esperanzada la escritora.