jueves. 28.03.2024

Todo aquel que haya disfrutado de las tierras gaditanas o sevillanas, ya sea para hacer turismo o ir a alguna de sus fantásticas playas, ha tenido que pagar el peaje de la autopista del Sur (AP-4).

 

El origen de esta autopista tiene lugar en el año 1968, ante la propuesta de construir un puerto de contenedores en Cádiz. Se entendió que se necesitaba ampliar la conexión con Sevilla. El gobierno franquista adjudicó el comienzo de la obra en 1969 a Bética de Autopistas. El primer trayecto sobre la autopista del Sur tiene lugar en 1972, y fue la primera autopista de peaje construida en el sur de España. Al comienzo había 3 peajes: Las Cabezas de San Juan, Jerez de la Frontera y Cádiz (situado en el Puente Carranza). Cada uno de ellos costaba 50 pesetas, es decir, si se quería ir desde Sevilla hasta Cádiz o viceversa, el trayecto costaba 150 pesetas (90 céntimos de euros en total al cambio actual).

 

En Julio de 1993 debería haber finalizado la concesión permitiéndose a los conductores viajar a Sevilla o Cádiz sin necesidad de abonar ningún importe, pero tras 21 años desde su comienzo se han ido llevando a cabo distintas prórrogas: en primer lugar, el gobierno de Adolfo Suárez en 1977 aprobó prolongar el plazo de concesión de la autopista seis años más, hasta 1999, incrementándose el importe del peaje. La segunda prórroga se firmó en 1986 por el Gobierno presidido por Felipe González. El peaje se prolongaba hasta 2006. Por último, el Gobierno presidido por José María Aznar (PP) alargó la concesión hasta 2019.

 

A lo largo de los últimos años los diferentes partidos políticos se han ido pronunciando sobre estas prórrogas:

 

 

 

 

En definitiva, los conductores han tenido que pagar cerca de 50 años para poder conducir por la autopista y disfrutar tanto de las costas gaditanas como del turismo que se vive en Sevilla. Para que nos hagamos una idea de la duración de este peaje, la presentación de la autopista del Sur fue a través de un NO-DO.

 

El próximo 31 de diciembre de 2019 se pondrá fin a un peaje que parecía que no iba a terminar nunca.