martes. 16.04.2024
Protestas en Líbano

Líbano ha llegado al límite, la decisión del Gobierno de aplicar un impuesto a Whatsapp ha levantado al país

La única democracia considerada como verdadera en Oriente Próximo es la de Líbano. Estas últimas semanas los libaneses se han levantado contra el Gobierno como respuesta a la última decisión en materia económica que tomó hace unas semanas: aplicar un impuesto a Whatsapp, la aplicación móvil. Un cobro a cambio de las llamadas telefónicas que esta app permite hacer

 

Joven subiendo con la bandera de Líbano por unas escaleras
Joven subiendo con la bandera de Líbano por unas escaleras. Fotografía de Jaime Rufino Campos.

Líbano ha sido espectador de una de las ya numerosas oleadas de protestas que han surgido alrededor del mundo estas últimas semanas. Miles de personas se han reunido en las calles de ciudades como Trípoli o Beirut, la capital, para protestar por la última decisión del Gobierno del país: aplicar un impuesto a la aplicación de móvil Whatsapp.

El gobierno de Michel Aoun, presidente de la República conformado por Nabih Berri, presidente de la Asamblea y el ahora ex Primer Ministro Saad Hariri, ha protagonizado las “negociaciones” con los civiles estas últimas semanas, teniendo como desenlace la dimisión del primer ministro del país.

Líbano, que hasta enero de 2019 mantuvo el mismo gobierno durante 11 años, sufre ahora las consecuencias de una de las crisis económicas más graves que ha vivido. Después de 10 años sin comicios, las cabezas de gobierno no cambiaron, se tardó casi 9 meses en formar gobierno y la moneda nacional, la libra libanesa, se desplomó. 

Los “impuestos” en Líbano: las tasas.

En Líbano no hay impuestos, es imposible recaudarlos. El censo actual del país es del año 1932 y es este mismo el que decide cuántos ministerios corresponden a cada una de las congregaciones religiosas que compone el país: a mayor cantidad de población censada, mayor repercusión política. El presidente, Michel Aoun, cristiano maronita, fue elegido de acuerdo a los datos recogidos en este censo – la comunidad cristiano maronita conformaba la mayoría del país en 1932.  El primer ministro de la república es musulmán suní y el presidente de la Asambleamusulmán chií.

Este censo no permite que exista un registro de población, como tampoco permite saber el número exacto de personas que viven en el país y mucho menos cobrar impuestos. El paso del tiempo trae consigo fallecimientos que no han sido tenidos en cuenta junto con otros cambios notables en la población como la migración. De esta manera, el Líbano funciona por tasas. Tasas a la luz, a la telefonía, al transporte, a la matrícula universitaria… 

El mercado de líneas telefónicas en Líbano

En Líbano no existe Orange, tampoco Vodafone o Sky. Existen únicamente dos empresas telefónicas que, además, conforman un duopolio de propiedad entre el Gobierno y las grandes familias libanesas: Touch y Alfa.  Un porcentaje muy alto del país funciona con tarjetas de prepago, con las que se posee un saldo. Este último se gasta con su uso y una vez acabado, se vuelve a recargar. Realmente, los libaneses se ven obligados a pagar un saldo doble: uno para las llamadas telefónicas y otro diferente por el uso de internet. 

Al realizar una llamada de Whatsapp se pueden utilizar los datos móviles o WiFi, pero no se puede aplicar a esa llamada el saldo normal de llamada telefónica, puesto que no se reconoce como tal. Al no gastar ese saldo, los libaneses no recargan las tarjetas utilizadas para llamadas corrientes, y si además utilizan la red WiFi, tampoco recargan el saldo para Internet de manera frecuente. Así, el Gobierno ha entendido que Whatsapp podía hacer perder dinero al Gobierno y tomó la decisión de aplicar un impuesto, una tasa a la aplicación, para evitar que esto siguiese ocurriendo.

Actualmente el clima, aunque tenso, es pacífico. La violencia no duró más de dos días y la mayoría de los civiles han decidido manifestarse en grandes plazas, formando grandes multitudes y portando carteles al ritmo de cánticos contra las medidas del Gobierno. Aún así, la dimisión de Saad Hariri no significa el fin de las protestas y tampoco el fin del problema. El pueblo pide un nuevo Gobierno por lo que la situación podría dar un vuelco inesperado en cualquier momento.

 

La ''tasa Whatsapp'' fue solo la chispa que prendió la llama

‘‘En realidad, las manifestaciones no tienen tanto que ver con el miedo a perder la gratuidad del servicio en sí, como con la desconfianza y hastío que la población tiene hacia el Gobierno’’. En Milla Cero, hemos hablado con Samuel Helsper, pasante de la Fundación Heinrich Böll Middle East, quién nos ha respondido a una serie de preguntas al respecto tras su experiencia en la oficina de Beirut. 

 

Fotografías de Líbano realizadas por Jaime Rufino Campos,

Estudiante de la Universidad Loyola haciendo intercambio en la Universidad St Joseph de Beirut.

Jóvenes libaneses sentados mientras se produce un fuego en la parte del fondo de la fotografíaCalles de Beirut llenas de banderas con miles de personas durante las protestas en LíbanoLíderes de cada organización religiosa sujetando la bandera libanesa en señal de protestaJoven subiendo con la bandera de Líbano por unas escaleras