Tres (o más) no son siempre multitud
Poliamor: rompiendo las reglas establecidas del amor
El poliamor es la filosofía y práctica de amar a varias personas simultáneamente de forma consensuada, ética, responsable, honesta y no-posesiva. (Poliamor Bogotá, 2018)
El poliamor, tal y como afirma la socióloga colombiana Angie Lorena Aldana (2018), parte fundamentalmente de dos factores: la deconstrucción del amor tradicional romántico y la ruptura entre amor y sexo.
Etimológicamente, el término “poliamor” proviene del inglés y, por tanto, del griego y del latín, y significa “muchos amores”. El término fue acuñado por primera vez por la sacerdotista y activista Morning Glory Zell-Raverheart en 1990 en su relato “A bouquet of lovers”, el cual se considera fundamental en la historia de la propuesta poliamorosa. (Seco, 2019)
Sin embargo, a pesar de que el término se empleara por primera vez en la década de los noventa, el poliamor no es una novedad: las tribus cazadoras-recolectoras primitivas practicaban este tipo de relaciones en lugar de las monógamas.
A este respecto, el antropólogo Lewis Morgan realizó un estudio acerca de los comportamientos de la tribu de los Iroqueses, una poderosa confederación nororiental de nativos americanos ubicados en Estados Unidos y Canadá.
En La sociedad primitiva de 1975, Morgan escribía que las familias de esta tribu se basaban en relaciones poliamorosas, donde hombres y mujeres convivían en situación de igualdad. Más tarde, diferentes estudiosos han empleado el concepto de “igualitarismo feroz” en referencia a aquellas sociedades basadas en el poliamor y en la igualdad de los individuos.
Ahora bien, es importante aclarar las ideas que engloba el poliamor y la estructuración de los diferentes tipos de relaciones. El poliamor no es algo idílico, sino una alternativa a las relaciones tradicionales y románticas; esto no hace que el poliamor sea mejor que la monogamia ni viceversa.
Los seres humanos podemos sentirnos atraídos por más personas y no por ello tienen que surgir problemas en la relación (siempre y cuando se cuiden los pilares de honestidad y comunicación), ya que en el poliamor es natural sentir atracción, afecto y amor por varias personas simultáneamente.
Este hecho no significa que queramos más o menos a determinadas personas, puesto que el amor es un recurso libre e ilimitado. Evidentemente, este entendimiento como filosofía considera que no es necesario que un individuo mantenga en todo momento varias relaciones a la vez, y no por ello deja de ser una persona poliamorosa. (Triglia, 2016)
El mapa de la no monogamia (Franklin Veaux, 2010)
Aquí podéis observar el mapa que trazó en 2010 el educador sexual Franklin Veaux, basándose en la teoría de diagramas de Venn para hacer una clasificación desde las relaciones amorosas hasta la poligamia religiosa, pasando por los tres tipos de relaciones poliamorosas que ahora explicaremos brevemente: el poliamor jerárquico, el no jerárquico y la anarquía relacional
A raíz de que exista más de una forma de practicar el poliamor, no hay una estructura común en este tipo de relaciones. Cada persona es un mundo y tiene sus propios intereses y necesidades; lo importante es que la relación funcione y sea acordada y aceptada por todas las partes implicadas, siempre con sinceridad y respeto.
El psicólogo Adrián Triglia (2016) explica que, teóricamente, los tres tipos de relaciones poliamorosas (aunque luego se den variaciones) más habituales son:
- El poliamor jerárquico: existe una relación principal más intensa que pone determinados vetos a las relaciones secundarias. Este tipo es el más similar a las relaciones tradicionales en países occidentales.
- El poliamor no jerárquico (o polifidelidad) implica relaciones íntimas restringidas por un grupo de personas determinado. Se acotan unos límites para indicar que fuera de dicho grupo está prohibido el contacto sexual, si no hay acuerdo previo.
- Y la anarquía relacional (o amor libre) es el tipo de poliamor más diferente a la monogamia. Los miembros de las relaciones no tienen vetos impuestos a priori, así que cada persona elige cómo se relaciona con el resto. Por ende, la anarquía relacional es el tipo de poliamor más desestructurado.
"La no monogamia no tiene un modelo per se porque no es lo que tenemos en el imaginario colectivo. Esto hace que tengas que aprender y deconstruir. Pero esto debería ser algo de todas las relaciones". Mel Constain
La no monogamia y los prejuicios sociales
Muchas personas tienen ideas preconcebidas acerca de cómo las relaciones poliamorosas son más inestables y problemáticas debido a que este tipo de familias afectan de manera muy negativa al desarrollo psicológico de los hijos.
Sin embargo, estas convicciones son ideas infundadas ya que no existen estudios que afirmen que las familias provenientes de una relación poliamorosa tengan complicaciones a la hora de educar correctamente a los hijos. Al contrario, a partir de la década de los noventa, muchos investigadores comenzaron a realizar estudios científicos acerca de este concepto.
Elisabeth Sheff, experta en sexualidad y diversidad de género, realizó un estudio a lo largo de quince años en el cual concluía que la crianza en familias poliamorosas es igual de natural y sana que la crianza en familias monógamas. Este estudio fue plasmado en The Polyamorists Next Door: Inside Multiple-Partner Relationships and Families, la célebre obra de la autora publicada en el año 2014.
A propósito de los prejuicios sociales, muchos de ellos proceden de la falta de entendimiento del término. Muchas personas confunden el significado de “poliamor” con otros conceptos, por lo que en la siguiente imagen puedes observar las equivocaciones más habituales:
¿Y cuántos poliamorosos hay entre nosotros?
Si nos preguntamos por la cantidad de personas que practican las relaciones no monógamas, podemos observar que es complicado precisar una cifra exacta puesto que las uniones de dos o más personas, en general, no están reguladas en el plano legal (exceptuando los casos de poligamia que han sido aceptados legalmente en los países, la mayoría de ellos musulmanes o de África).
Las escasas cifras que conocemos proceden de Estados Unidos y son bastante desiguales. El psicólogo Adrián Triglia (2016) afirma que se estima que “el número de estadounidenses que practica alguna forma de poliamor ronda el 4-5% de la población, mientras que en España el porcentaje estaría entre 5-8%”. Asimismo, según un estudio realizado en 2016 por Journal of Sex and marital Therapy, una de cada cinco mujeres estadounidenses afirma mantener (o haber mantenido) una relación consensual y acordada fuera de la pareja.
También es importante informar acerca de las diferencias de género existentes en el poliamor. Históricamente, los hombres han concedido más importancia a las relaciones laborales y a su carrera profesional que las mujeres. Sin embargo, a raíz de la incorporación de las mujeres al mercado laboral, esta percepción ha cambiado en los últimos años. Según Porta y Musante (2016), al defender el movimiento poli una estricta visión de la igualdad en las relaciones amorosas, practicar el poliamor es más llamativo para las mujeres alcanzar el poliamor, lo complicado es reconocerlo públicamente y visibilizarlo.
