martes. 23.04.2024

Blue My Mind es, sin duda, una de las películas más destacadas de esta 65ª edición del Festival de Cine de San Sebastián.

Es el primer largometraje de la directora y actriz, Lisa Brühlmann, que recientemente ha recibido el premio a la dirección en la Zürcher Hochschule der Künste.

La película gira entorno al personaje de Mia (Luna Wedler​), una adolescente que se muda con sus padres a las afueras de Suiza. Como todos a esa edad, sufre una serie de cambios físicos y emocionales que no sabe cómo tratar. Esto, unido a la mala relación que mantiene con su familia, hace que se suma en una espiral de angustia, odio, desconfianza e ira que no sabe cómo controlar.

Mia no se siente cómoda en ningún sitio: sin amigos en el colegio, sin padres en los que apoyarse… Ni si quiera se siente cómoda con su propio cuerpo que, literalmente, está mutando.

La adolescente atraviesa una atmósfera de tensión y estrés que hace que durante todo el filme parezca un volcán en erupción. No sabe qué hacer para estallar. Fuerza su propio cuerpo con la ingesta masiva de alcohol y otras drogas, y sexo espontáneo en todas y cada una de las fiestas a las que llega buscando una especie de éxtasis en el que encontrar el camino.

 

La estética fría de la película, los planos a contraluz y la excelente actuación de Luna Wedler nos sumergen en la angustia que vive la protagonista.

Finalmente, su cuerpo acaba estallando: sus dedos se unen a través de una especie de membrana, su ombligo desaparece, sus piernas se entumecen y empiezan a mudar su piel y cambiar por una mucho más dura y oscura; come compulsivamente peces, se vuelve muy agresiva tanto con sus padres como con sus nuevas amigas. Estalla, grita, llora. Se convierte en una sirena.

Así, comenzamos a entender el porqué de todos los actos de la adolescente, ya que el mito de las sirenas puede asemejarse a la transformación de la protagonista.

Al igual que las sirenas con sus cantos atraían e hipnotizaban a los navegantes, Mia se sumerge poco a poco en una burbuja de excesos, drogas, sexo y alcohol, esperando llegar a una especie de nirvana que la transporte a un lugar mejor. Y, como estos seres mitológicos, arrastra a otros personajes con ella. Aquí cabe destacar cómo su amiga Gianna (Zoë Pastelle Holthuizen) se enamora perdidamente de ella.

Conforme avanzan la película y los cambios que sufre, podemos ver cómo la imagen de la protagonista se vuelve más brillante y fría, pero a la vez seductora. Su piel se vuelve mucho más clara y sin pecas, contrastando con el rojo del pintalabios que empieza a usar siempre, comparable con la sangre que empieza a brotar de su cuerpo por su primera regla o por los cortes que se hace en los brazos como forma de inhibirse de todo lo que le ocurre.

Con su transformación terminada, se da cuenta de que todas las incoherencias que conformaban su existencia tienen una razón y encuentra su lugar: el inmenso mar, que metafóricamente puede significar libertad.

Lisa Brühlmann quislisa-ivana-bruhlmann-3660o reflejar en esta historia sus propios sentimientos y experiencias en su adolescencia autodestructiva. El motivo de ambientar todos estos sentimientos en una criatura mitológica es que ‘'estos personajes existen en nuestro inconsciente colectivo (…) en varias culturas, independientemente del tiempo y el lugar’' afirmó en una entrevista. Así, nos hace ver que estas situaciones de desesperación y autodestrucción siguen ocurriendo en muchos adolescentes actuales que, al igual que Mia, no encuentran su lugar.

 

 

Lisa Brühlmann, directora de Blue My Mind