Cada tradición tiene sus tiempos y el momento de la Navidad en el que las costumbres mandan a sentarse a la mesa con tus allegados para comer el ya emblemático Roscón de Reyes, coincide con el momento en el que nuestras carteras están más que raquíticas. Los gastos que suponen las fiestas más importantes del año implican que desembolsar las cantidades indecentes de dinero que cuestan estos dulces nos suponga un esfuerzo extremo. ¿Por qué pagar tanto por un alimento tan poco elaborado?
A todo ello se le suma el factor suerte. Según cómo te trate el azar y lo estrictos que sean en tu familia con el cumplimiento de la tradición, puede que la situación sea aún más grave. Si al comer un trozo de Roscón resulta que muerdes algo extrañamente duro, puede que tengas un muñeco de cerámica insignificante y te puedas colocar la corona llena de nata que trae la caja del Roscón. O puede por el contrario que se trate de un objeto algo más desagradable (tanto por su forma como por su significado): un haba. En ese caso tendrás que afrontar tú solo los gastos del tan codiciado Roscón de Reyes.
Si eres de los que prefiere no tentar a la suerte, siempre puedes optar por la opción más económica y que además hará que todos tus allegados admiren tu destreza en la cocina. Sigue los pasos que te indicamos y sorprende a todos en esta Navidad haciendo tu propio Roscón de Reyes.
