viernes. 19.04.2024

Perseverancia, sacrificio, disciplina y esfuerzo…Todos ellos son valores que inculca el deporte; pero, aún yendo de avión en avión, de campeonato en campeonato y de vestuario en vestuario, siempre queda tiempo para alzar la vista, echar una ojeada e incluso interactuar. La adrenalina y las ansias de victoria acarrean una reacción biológica inevitable: el revuelo desenfrenado de hormonas

Testimonios sin tapujos 

Casi 12.000 atletas se miden en las pruebas de los Juegos Olímpicos que se desarrollan a lo largo de, aproximadamente, veinte días. De ellos, solo diez u ocho llegan a las finales de sus respectivas modalidades y únicamente cuatro obtienen medalla. La gran mayoría de deportistas se va quedando por el camino, un camino que se traduce en una Villa Olímpica repleta de personas con la misma condición: muchas ganas de vivir la experiencia y mucho tiempo libre.  

Yémi Apithy, el abanderado de Benín en Río 2016 y competidor de esgrima, nos despejaba todas las dudas al respecto de las actitudes de los deportistas en la Villa cuando desvelaba sus intenciones para los pasados juegos: “Voy a conocer la playa de Copacabana, Lapa y a aprovechar los condones”.  En la misma línea, Hope Solo, la que se considera la mejor guardameta del mundo y miembro del equipo de EE.UU, reveló  tras Pekín 2008 la realidad acerca del sexo en los Juegos: “Hay mucho sexo. He visto gente teniendo sexo en público, en los jardines, entre los edificios, casi en cualquier lugar. Los Juegos Olímpicos son una experiencia única y todos quieren llevarse algo y el sexo está incluido". En el mundo de la natación parece que las Olimpiadas también se ven desde la misma óptica, así lo desvelaba en 2012 Ryan Lochte“Diría que entre el 70 y el 75% de los atletas tienen sexo en la Villa”

El competidor de esgrima Yémi Apithy llevando la bandera de Benín durante la ceremonia de inauguración de los Juegos de Río 2016. Foto: AFPEl competidor de esgrima Yémi Apithy llevando la bandera de Benín durante la ceremonia de inauguración de los Juegos de Río 2016. Foto: AFP

Protección olímpica

Contamos con infinidad de testimonios actuales que corroboran que el sexo es una de las actividades más demandas en la Villa Olímpica. Sin embargo, esta no es una tendencia que se haya desarrollado en este siglo y es que la tradición tiene un largo recorrido. Como era de esperar, los rumores de aquel panorama llegaron a oídos de los cargos más altos del Comité Olímpico Internacional y estos tomaron las medidas oportunas. El COI decidió que lo mejor sería aceptar la situación y resignarse a realizar una labor sanitaria. Las relaciones sexuales dentro de la Villa no acabarían así que, al menos, podrían colaborar con que fuesen seguras: el COI repartiría condones a todos los atletas, equipo técnico, etc. que estuviese en la Villa Olímpica. 

Ya en los Juegos de Sídney del 2000 fue necesario realizar un pedido de urgencia que a mitad de competición repusiese los condones repartidos; a los 70.000 que se habían distribuido al comienzo de las pruebas se le sumaron otros 20.000. La cifra había aumentado hasta el medio millón de preservativos para Río 2016 donde también se repartieron hasta 175.000 paquetes lubricantes.  Por su parte, las Olimpiadas de 2016, conocidas como las más promiscuas de la historia, incorporaron una innovación: las máquinas dispensadoras de condones instaladas en la Villa Olímpica y que suministraron más de 40 preservativos a cada atleta en los 19 días de competición. 

Dispensadores de condones en Río 2016. Foto: EPADispensadores de condones en Río 2016. Foto: EPA

Tokio 2020 (Juegos que fueron pospuestos un año por la Covid-19) se enfrentaba a uno de los retos más complicados de la historia olímpica: evitar cualquier tipo de contacto físico entre atletas en el panorama de la Villa. Para ello, y rompiendo con las tendencias anteriores, el COI  decidió no repartir preservativos para que se usaran durante la estancia en Japón y hacerlo una vez los deportistas fueran abandonando el país. Con el fin de promover el sexo seguro y cooperar en la concienciación de las ETS en los lugares de origen de los atletas, se distribuyeron 150.000 preservativos. 

Las camas son para dormir

Que la cama es el lugar idóneo para llevar a cabo un encuentro íntimo no es ninguna nueva para los atletas olímpicos. Por ello, y con la intención de minimizar el contacto físico entre deportistas, en la Villa de Tokio 2020 se instalaron camas de cartón.  Las llamadas “camas antisexo” estarían diseñadas para que no fueran resistentes a movimientos desmesurados encima de sus colchones. Sin embargo, algunos deportistas se encargaron de desmentir el mito como fue el gimnasta irlandés Rhys McClenaghan que se grabó saltando encima de una de estas camas.

 

Estas camas que tanto revuelo han causado, pasarían de ser “antisexo” a  “camas Coviduna vez retiradas de la Villa. Su estructura realizada en cartón permite el reciclaje de las mismas cuando no puedan seguir siendo utilizadas, pero por el momento son lugar de descanso para aquellos pacientes que siguen enfermando en Japón por el virus. 

Fidelidad en la villa

Un atleta dedica la mayor parte de su vida al deporte y aunque es cierto que la adrenalina, la emoción y el compartir con otros competidores despierta las hormonas, también aviva los sentimientos. Los compañeros de selección y de disciplina son aquellos que comparten vida: victorias, derrotas, tristezas, alegrías, y sobre todo tiempo. Por eso, no nos debe sorprender que el deporte además de mover masas una corazones. Un claro ejemplo son las 9 parejas olímpicas que coincidieron en Tokio 2021. Entre ellos se encuentran los ciclistas Laura y Janson Kenny; la pareja holandesa formada por Edward Gal y Jan Peter Minderhoud que compite en doma clásica; o Megan Jones y Celia Quansah compañeras del equipo femenino de rugby de Gran Bretaña.

Laura y Janson Kenny, pareja que suma 10 oros en citas olímpicas. Foto: Tim Clayton - Corbis / Getty.

Laura y Janson Kenny, pareja que suma 10 oros en citas olímpicas. Foto: Tim Clayton - Corbis / Getty.

Amor olímpico 

Si bonito es disfrutar de la complicidad dentro de la pista, aún más bonito es vivir en directo una proposición de matrimonio. Justo eso fue lo que pensó Lucas Saucedo, el seleccionador de esgrima argentino, que sorprendía a Belén Pérez Maurice, competidora en esta modalidad y su pareja, tras caer en Tokio 2020. Maurice se encontraba en una entrevista en directo tras ser derrotada por la húngara Anna Maratón cuando el periodista que la interrogaba le pidió que se girara. Un cartel que decía: “Flaca, ¿te querés casar conmigo?” esperaba a la argentina. Maurice se despidió de Tokio sin medalla pero con anillo.