sábado. 27.04.2024

Raúl Muñoz Gallardo, de los Gallardo del Campo de la Verdad, como él dice de forma cariñosa. Es un artista cordobés de 23 años, que ya cuenta con una extensa lista de carteles de cuaresma, extraordinarias, papeletas de sitio y diversa cartelería de hermandades de nuestra ciudad. Pregonero de Juventud de su Hermandad de Ntro. Padre Jesús Caído del año 2022 y pregonero de juventud de Córdoba del año 2023.

Todo comienza como una conversación entre amigos andando por las calles del centro de Córdoba, él ha llegado tarde, como siempre hace, pero hecho un pincel. A su conjunto de chinos color claro, camisa y sobre camisa le acompaña un paraguas que es más bien una sombrilla. Buscamos un sitio donde sentarnos a cenar, ha sido un día duro trabajando en la Hermandad del Perdón. Hoy Córdoba está en silencio y vacía, el cielo está rojizo, ha llovido durante todo el día y amenaza con seguir haciéndolo.
Conseguimos sentarnos en el Kebab de la Corredera, no es lo más glamuroso ni mucho menos, pero así es él, cualquier sitio le sirve si es con los suyos.

Córdoba tiene algo que Sevilla nunca tendrá
 

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Raúl Muñoz en el pregón de juventud de Córdoba. 2023. Fotografía Jesús D. Caparrós.


Vive entre Córdoba y Sevilla y nos confiesa que en Sevilla se vive muy bien “es una metrópolis con mucha actividad, cosa que me gustaría que hubiese también aquí en Córdoba, deberíamos de aprender un poco de ellos, ser menos siesos en ese sentido” pero dice que su ciudad natal tiene algo que Sevilla nunca tendrá y es el encanto especial que tiene la propia ciudad “cuando vengo no hay cosa que más me guste hacer que cruzar el puente romano y ver la Catedral”.
Desde que tiene uso de razón ya estaba pintando, aprovechando cualquier papel en blanco que hubiese en su camino, no le entretenían ni la televisión ni los juegos, a él le bastaba un papel y un rotulador. Se puede decir que nació con un don especial “pero también creo que hay alguien que me guía cada vez que dibujo, que dirige mis manos “al igual que esto, también piensa que todos tenemos un propósito en el mundo, bueno o malo “hemos venido a intentar marcar nuestro paso por el mundo, teniendo en cuenta de que al final no somos más que un grano de arena”.
Fue en segundo de la ESO cuando llegó la charla sobre qué quería hacer en un futuro. De primeras decidió Bellas artes, pero actualmente está en la Universidad de Sevilla estudiando el Máster de Conservación de Bienes Patrimoniales en la Universidad de Sevilla. “Nunca me ha faltado el apoyo de mi familia, mis padres ya sabían que tarde o temprano les diría que quería hacer esto”.

Mis abuelos van a todas mis presentaciones, siempre que acabo un encargo voy a su casa a que lo vean y me den el visto bueno

Raúl siempre habla muy bien y mucho de sus abuelos maternos y quería saber qué papel juegan ellos en la vida de su nieto como artista. “Mis abuelos van a todas mis presentaciones, siempre que acabo un encargo voy a su casa que lo vean y me den el visto bueno. Tengo que aprender mucho de ellos. Si disfrutan yo lo disfruto el doble, si ellos son felices yo también porque su felicidad es la mía y el día que vea su banco vacío, algo en mí se habrá ido con ellos”.

No solo ha hecho carteles de cuaresma o encargos especiales para la ciudad de Córdoba, sino que también ha tenido el honor de hacer carteles para pueblos de la provincia o fuera de ella como Puerto Llano, Pedro Abad, Palenciana o Granada, un paso enorme para una persona que está empezando. “Mi primer encargo fuera de Córdoba fue una colaboración con mi amigo Mario para una hermandad de Puerto Llano, fue una experiencia agridulce ya que por opiniones adversas de la Junta de Gobierno no salió adelante”. En cuanto a su trabajo para Granada, Raúl confiesa que no solo fue un honor sino también es muy emocionante “ya no es solo que te llamen de otra ciudad, también es que te llamen de una Hermandad con tanto peso como es la Hermandad Sacramental de Sentencia y Maravillas”.
Un antes y después en su vida fue el Pregón de Juventud de su Hermandad del Caído “me hablaron por WhatsApp para quedar con un miembro de la junta de gobierno el último domingo de septiembre, antes de la salida procesional de la Virgen del Socorro, Hermandad de la que también soy hermano, y ya me olía algo sobre el qué sería y sé que la Virgen del Socorro quería que fuese ese día cuando me dieran la noticia” y no perdió el tiempo desde entonces “esa misma noche empecé a escribirlo, era un momento que esperaba y con el que soñaba desde que era chico”.

El esfuerzo y trabajo que le pone a cada uno de sus encargos se ve a simple vista, pero confiesa que el cariño es distinto cuando el encargo es de algunas de sus hermandades “pero es más incómodo. No solo por conocer a la gente, sino que también soy más crítico ya que, por ejemplo, mi virgen es mi virgen y como ella no hay ninguna ni será igual ni en 3D, ni en papel ni nada”.
Aunque ahora se está ganando un hueco en el mundo del arte, como he mencionado anteriormente, Raúl está cursando el Máster de Restauración de Bienes Patrimoniales “Cuando me faltaba un año de carrera me enteré de que el conservador y restaurador no puede opositar ni ser funcionario porque no está reconocido por el ministerio.”

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"La Divina Pastora" Obra de Raúl Muñoz.

A una persona tan crítica como él y con los estudios que está llevando a cabo, quería preguntarle cómo se sentiría al restaurar a una imagen de culto público “las restauraciones tienen que encargárselas a restauradores, no a cualquiera. Hay que saber que a parte de lo material se está restaurando algo con unos valores que tienen que durar y persistir en el tiempo. Hay que tenerle el respeto que merece.” 
De igual forma, nos confiesa que más que la restauración, le gusta la conservación “es mirar por el bienestar de la obra, las condiciones que debe tener una obra para que perdure y llegue a generaciones futuras”. Actualmente, a parte de sus encargos artísticos, está restaurando los ángeles del paso de la Hermandad Sevillana de los Servitas junto a su compañero Jesús Manuel Lozano Muñoz.
Nos levantamos del bar y comenzamos el camino de vuelta a casa, ambos vivimos relativamente cerca y las calles que recorremos son estrechas y con el encanto que a Córdoba le caracteriza. Mientras andamos, me pregunto sobre la visión que tiene Raúl sobre el arte. “El arte es captar y saber transmitir la belleza. El arte lo hace el artista, pero es el espectador quien lo reconoce como tal o no” añade “mira, el arte está en cualquier lado, como ahora al encontrarte a unos costaleros de la Hermandad de la Universitaria cantando sevillanas en el Sojo fusión”.
Sabiendo que el arte está en su sangre, le puse en una situación apretada. Imaginando que hay un museo con solo un cuadro que refleje quién es, ¿Qué cuadro habría? “todavía no lo he hecho, eso seguro, pero cuando lo haga, lo sabré” de hecho él dice que está esperando el momento en el que, como en los talleres antiguos, de alumno pase a maestro ya que él dice que “no me considero artista, ni me lo consideraré”.
Generalmente, su arte suele girar en torno a retratos y arte sacro, aunque me confiesa que a él le gustaría dedicar más tiempo a hacer paisajismo “me gustaría ir a las marismas y dibujarlas”. Además de eso, le gustaría mejorar en la anatomía humana, pero sobre todo en la representación del movimiento.

Mi padre fue quien me inculcó, desde antes de nacer, a querer a mi madre
 

Raúl es cofrade de cuna, de la Hermandad del Caído concretamente. Su vida está muy ligada a esta venerable corporación ya que su padre fue capataz tres años, pero antes fue segundo de Patricio Carmona durante muchos más años. “Creo que todo pasa o por casualidad o porque ya está escrito. Mi padre comenzó en la Hermandad de la Expiración, igual que su padre, pero a los 14 años empezó como costalero del Mayor Dolor en su Soledad. Mi abuela le quitó de ambas hermandades y le dio a elegir. Él, en vez de elegir a la hermandad de su padre, decidió quedarse en el Caído y desde entonces hasta día de hoy, él es quien me inculcó, desde antes de nacer, a querer a mi madre, mi virgen del Mayor Dolor en su Soledad” me dice con el corazón en la mano.

Me siento como un torero que se parara para entrar al ruedo


El Jueves Santo en la casa de los Muñoz Gallardo es el día grande, en su casa se viste con el hábito morado y negro no solo él, sino también su padre y su hermana y quería saber cómo es ese momento de nervios y emociones familiares y me pide que transcriba lo siguiente literalmente “no con la misma valentía, siento ese misticismo y espiritualidad como un torero que se prepara para entrar al ruedo”.

Pero no solo es de la hermandad del caído, también pertenece a la Muy Humilde y Antigua Hermandad Sacramental del Santísimo Cristo del Remedio de Ánimas y Ntra. Sra. Madre de Dios en sus Tristezas, ostentó durante 4 años el cargo de Mayordomo, en concreto encargado del ajuar de la Virgen. Es por ello por lo que le pregunto que, si el jueves santo se siente como un torero, ¿Cómo se siente el lunes santo? “Para mí, Ánimas es el cristo de Córdoba, es un sentimiento muy difícil de explicar, muy íntimo. Llegué a la hermandad por Patricio Carmona, capataz de la virgen de las Tristezas, me llevaba con él a los triduos y siempre la he tenido muy cercana, pero no fue hasta que, gracias a José García, secretario del colegio donde estudiaba (Ntra. Sra. De la Piedad) me invitase a un cambio del señor y a los montajes, cuando di el paso a hacerme hermano”.

Un puesto no me hace sentir importante, ante los ojos del Señor soy uno más


Antes de ser cofrade, hay que ser cristiano y Raúl lo tiene claro, confiesa que cuando más cerca de Dios se siente es estando delante del sagrario, “sobre todo ante el sagrario de la capilla sacramental de la iglesia de Los Gitanos de Sevilla, es un sitio pequeño y recogido, aislado de todo y ahí está mi sitio con él”.

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Raúl Muñoz de niño. Foto cedida por la familia.

Soy de constitución positiva

Raúl siempre se define como una persona muy sencilla “a todos nos gustaría que nos tocase la lotería, pero como no me toca, soy feliz con las cosas cotidianas, con mi familia y mi gente” y es que así es él, que lo mismo te canta que te pinta, capaz de sacar sonrisas a todos los que le rodean.
Antes de despedirnos le dejo la última pregunta y es que tienen que saber que esta no es, ni de lejos, la primera entrevista que le han hecho, por ello tenía curiosidad por saber cuál era la pregunta que siempre ha querido que le hagan, pero nunca le han hecho y su respuesta fue “quizás ahora no se decirte cuál es la preguntan que nunca me han hecho y me gustaría que me hiciesen, quizás es porque me han hecho muchas preguntas o he podido decir muchas cosas, pero la pregunta que siempre espero no está en el momento en el que la necesito”. Ea, ha dicho, ahora usted a ver si es capaz de hacerse la.