Mª Dolores Martínez Delgado, preferentemente Lola, nació en plena Feria del Carmen y de la Sal, siendo esta la fecha que mejor la define. Desde aquel 13 de julio de 1971, creció en las callejuelas de La Isla (Cádiz), en el barrio del Carmen, vecina del mismo Camarón.
Estudió en el Centro Universitario de Enfermería Salus Infirmorum, ya que le ofrecía un plan de estudios ajustado al ambiente religioso que le animaba a seguir adelante: “Toda mi educación había sido en un colegio religioso, me apetecía seguir en ese mismo ambiente, si no, igual no estaría donde estoy”. Una vez graduada en Enfermería, en pleno 1993, se incorporó al mundo laboral teniendo que desplazarse hasta Sevilla, debutando en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, doblando turno en el Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón. Un año más tarde, fue contratada en la gaditana Clínica San Rafael, donde escaseaba el personal. Allí, a cada enfermera le correspondían cuarenta pacientes. Le sirvió para convertirse en una auténtica enfermera de batalla: “En San Rafael teníamos muy pocos recursos, es donde básicamente me puse las pilas”. Desde entonces, no ha dejado de trabajar en diferentes hospitales de su provincia natal.
“En San Rafael teníamos muy pocos recursos, es donde básicamente me puse las pilas”
La enfermera Lola Martínez
En casa, después de una jornada matutina de trabajo al pie del cañón, Lola se sincera y comparte su punto de vista sobre la pandemia mundial que vivimos en estos momentos.
¿Vas a trabajar con miedo?
Miedo no, preocupada sí. Me preocupa que pueda contagiar a alguien por transmitir el virus sin darme cuenta. Hay que tener mucha precaución porque podemos estar enfermos sin presentar síntomas.
"Utilizo un gorro de tela que me traigo y que yo me lo lavo"
¿Cuáles son los EPIs que os facilita el SAS ante la crisis de la COVID-19? ¿Te sientes protegida?
En el servicio en el que estoy, al no estar en contacto directo con enfermos de COVID-19 diagnosticados, no disponemos de equipos de protección individual (EPI) como tal. De ser así, accederíamos a monos, gafas, guantes, mascarillas... Allí tenemos gorros de papel contadísimos, algunas mascarillas y guantes para dar y regalar. No son muchas tampoco las batas y pantallas. Habiendo la alarma que hay, creo que tenemos casi los mismos recursos que antes. Yo me siento igual de protegida. En mi caso, utilizo un gorro de tela que me traigo y que yo me lo lavo; yo me lo guiso y yo me lo como.
¿Cómo os confirman que vuestros pacientes no tienen COVID-19? ¿Os fiais?
Exigimos que hayan pasado el test para las pruebas que hacemos. Como normalmente son pacientes que vienen de planta, miramos en su historia. Cuando proceden directamente de la calle y no tienen la prueba hecha, miramos de dónde vienen y les preguntamos si tienen los síntomas (tos, fiebre, asfixia...). Básicamente nos tenemos que fiar de lo que nos digan, por eso es tan importante la precaución. No tenemos EPIs para COVID-19 positivos, pero suponemos que no los necesitamos si el paciente no presenta síntomas de portarlo.
¿Os han hecho la prueba del coronavirus? ¿La habéis solicitado?
En mi servicio aún no han hecho las pruebas. La semana pasada empezaron a hacerlas a los servicios de riesgo (urgencias y planta con pacientes de COVID). Yo creo que con nosotros van a tardar. Espero que terminen haciéndonosla. Estamos molestas, pero no hemos ido a ningún sitio a protestar.
¿Piensas que tu consulta podría regularse de otra forma?
Recursos económicos. Si no nos hacen las pruebas será porque no hay para todos. Sería un seguro para nuestros superiores que todo el personal del hospital pudiéramos acceder a ellas. Entiendo que tengan que guardarlas para quienes verdaderamente están expuestos.
Lola Martínez junto a su compañera del hospital.