jueves. 25.04.2024

Históricamente, toda la crítica que se ha hecho a la industria del entretenimiento ha sido a través de medios tradicionales: prensa, televisión, radio... Y por supuesto no cualquiera ha tenido el privilegio y la oportunidad de escribir u obtener tiempo de antena en estos medios; solo los más capaces (y afortunados) han tenido la posibilidad de expresar una opinión sobre una película, una novela o una obra de teatro y que aquella tuviera algún alcance y validez.

Todo cambió con la llegada de Internet, donde ahora podemos soltar la bilis sobre cualquier producción, obra o proyecto que queramos casi sin ningún tipo de repercusión. Esto no significa que la crítica profesional haya desaparecido, pues el acceso a la red ha logrado que esta también florezca y cada vez haya más medios digitales e individuos que se dedican profesionalmente a ella.

Citizen Kane
Fotograma de la mítica escena de Ciudadano Kane en la que el protagonista completa la crítica de su antiguo amigo. Por supuesto, todo esto tiene lugar en las oficinas del periódico.

Normalmente, las producciones de calidad son aclamadas tanto por los profesionales como por los usuarios de a pie, y lo contrario ocurre cuando esta es mala, habiendo consenso en las opiniones en la gran mayoría de los casos. Sin embargo, el problema llega cuando los profesionales y los consumidores comunes tienen opiniones completamente opuestas. El ejemplo más reciente y de mayor alcance es el videojuego The Last of Us Part II, que fue calificada por muchos medios como una obra maestra y un must-play, mientras que el consumidor medio a duras penas le daba un aprobado. O la película Chappie, que fue duramente criticada por los profesionales, pero ha logrado una media de notable por parte de los usuarios.

Los motivos por los que esto ocurre son variados: tal vez los usuarios comunes tienen mayor sesgo y no se atienen a criterios objetivos a la hora de calificar una producción (a diferencia de los críticos profesionales), o tal vez los medios privados deben tener mucha más corrección y cautela mientras que los usuarios pueden dar opiniones más sinceras gracias a la falta de censura. Cualquier respuesta es válida y cada obra, persona y medio es un mundo.

En realidad, el contenido de la crítica, quién tiene razón y por qué es lo de menos. Lo que de verdad importa es cómo ahora tenemos acceso a más información que nunca y, además, contamos con la capacidad de dar a conocer nuestro propio punto de vista. Citando al archiconocido Marshall McLuhan, «el medio es el mensaje»; gracias a Internet, la crítica ha dejado de ser el privilegio de unos pocos y se ha convertido en la voz de las masas: ha pasado a ser algo mucho mayor y completamente distinto a lo que era antaño.

Marshall_McLuhan
Marshall McLuhan, famoso profesor canadiense que marcó la forma en la que entendemos hoy la comunicación. Fotografía: Josephine Smith

Entonces ¿cuál es la solución? ¿Cómo sé de quién fiarme? La respuesta es sencilla: juzga tú mismo. La crítica es una herramienta muy útil para poder conocer la calidad de una obra o producto, pero la única forma de obtener una valoración en función de tus expectativas y en la que se califiquen todos los aspectos que consideres importantes es haciéndola tú mismo, siendo crítico, juzgando y formando una opinión propia como resultado de tus conclusiones.