Pipipipí. Suena el despertador. Son las ocho y veinte de la mañana, me dispongo a desayunar una tostada de aceite y jamón con un café cortado. Me quedan por delante dos horas y medias de conducción hasta llegar al pueblo jienense Alcalá la Real.
Comienzo a divisar el imponente Castillo de La Mota en la colina. La serpenteante carretera que desemboca en la localidad no deja de sorprenderme. El número de olivos que distingo a través de mi ventana es incontable.
Cuando llego, la plaza del ayuntamiento del pueblo está hasta arriba de gente, no hay una mesa libre. Allí me encuentro con Félix Bergés. Las campanas marcan el comienzo de la entrevista. Empezamos a caminar rumbo a su preciosa casa, de nombre “El Cauchil”. Nos sentamos en su agradable porche y nos ponemos manos a la obra.
Nació en el Madrid de los años 60. Desde que era niño a Félix le apasionaban las matemáticas. Poco más tarde, descubrió el mundo de la física gracias a un influyente profesor que tuvo en primero de BUP. Recuerda leer y releer libros de física que estaban en casa de su padre. En concreto, rememora una biografía del conocidísimo Albert Einstein, algo que probablemente marcó el resto de su vida.
muchas veces la carrera que hagas no definirá tu carrera profesional
El entrevistado nos cuenta que cuando entró en la universidad se decantó por la especialidad de Astrofísica. Opina que la principal función de la universidad es la de amueblar la cabeza para posteriormente desarrollarte en lo que más te interese laboralmente, “muchas veces la carrera que hagas no definirá tu carrera profesional”. Pero él sí fue capaz de aplicar de forma directa sus estudios en física, debido a que estuvo trabajando como programador en una empresa pionera de gráficos varios años.
Sus inquietudes en efectos visuales por ordenador le llevaron a estudiar un curso de Computer Graphics en la Universidad de Cornell en Estados Unidos. Sin embargo, su sueño se vio frustrado cuando sufrió un problema familiar que le hizo volver a España. Percibo que fue algo doloroso para él. Cuando regresó, estuvo unos años trabajando de free lance llevando a cabo proyectos de publicidad y efectos de cine.
La única manera de trabajar de una manera flexible y dedicándole cariño a los proyectos era crear nuestra propia empresa
Poco más tarde, decide formar su primera empresa de efectos digitales, Postdata. Esta, con el paso de los años, se convirtió en su actual compañía. En el 2004, pasa a ser El Ranchito. La idea de crear una empresa nace de un grupo de profesionales que trabajaban juntos en una gran compañía y que querían realizar proyectos con una máxima calidad y contar con mayor flexibilidad. Reconoce que “la única manera de trabajar de una manera flexible y dedicándole cariño a los proyectos haciendo que lleguen a un alto nivel de calidad era crear nuestra propia empresa”.
Me decido a preguntarle más a fondo por algunos de sus proyectos. En concreto, le pregunto cómo recuerda su primer proyecto en El Ranchito. Crimen perfecto, dirigida por Álex de la Iglesia, fue su primer proyecto nacional. En un principio trabajaban únicamente para películas españolas, pero fue cuestión de tiempo despegar hacia el mercado americano. Nos explica que esto llegó con su primer gran proyecto con recorrido internacional, Ágora, dirigida por Alejandro Amenábar.
Esta película provocó que el director J.A. Bayona se interesara por el equipo de Bergés y le propusiese realizar los efectos especiales de la película de la que posteriormente Félix se siente más orgulloso. Hablamos de Lo Imposible. El Ranchito fue el encargado de recrear el tsunami que azotó Tailandia en 2004.
Lo imposible ha sido sin duda alguna la película más emocionante que he hecho y de la que más orgulloso me siento
Nos detalla cómo fue el rodaje de una ola de semejante calibre. Tanto Félix como Bayona querían rodar la escena con agua real. Para ello, se desplazaron a Alicante, allí trabajaron en un canal que podían controlar con unas bombas de agua que tenían una capacidad de dos millones de litros. Fue en este lugar donde los actores se metieron en las aguas turbulentas de la película. La sensación de agobio era real. En Lo Imposible, el agua que estaba más cerca de los protagonistas era auténtica, sin embargo, la que se encontraba más alejada estaba creada por efectos especiales. El nivel de precisión que se necesitó para este día de rodaje fue muy alto, fueron necesarios desde explosivos hasta ingenieros de ola. “La preparación de este plano duró casi un año y medio y se rodó en una mañana con dieciséis cámaras. Para mí, ha sido sin duda alguna, la película más emocionante que he hecho y de la que más orgulloso me siento”.
Gracias a esta película, el equipo de Félix recibió en el año 2012 su primer galardón otorgado por Visual Effects Society. El entrevistado nos aclara que es la institución de mayor reconocimiento en el mundo de los efectos especiales. El Ranchito ha ganado uno por Lo Imposible, cuatro por Juego de Tronos y uno por See.
Aprovecho la mención a la serie Juego de Tronos y le pregunto por sus sensaciones al haber aportado su granito de arena en la que muchos consideran la mejor serie de la historia. Bergés ha sido el encargado de supervisar los efectos especiales en varios capítulos de las temporadas cinco y ocho. En concreto, crearon los efectos de la batalla de Invernalia, una de las escenas más valoradas de toda la serie. Para ello, colaboraron con la que se considera una de las mejores empresas de efectos especiales del mundo, Weta Workshop, habiendo trabajado en proyectos como El Señor de los Anillos, Narnia o Avengers. “Para mí fue un auténtico orgullo compartir planos junto con Weta” confiesa Félix. El Ranchito se encargó de algunas variables como el fuego, la multiplicación de personajes y la extensión de decorados; mientras que Weta estuvo a cargo fundamentalmente de los dragones.
Buscando adentrarme todavía más en el proceso de creación de Félix, le pregunto por las complicaciones que se suele encontrar a la hora de realizar su trabajo. Me explica que principalmente se divide en tres partes: preproducción, rodaje y postproducción. Bergés considera la preproducción la fase más bonita, es el momento en el que se piensa cómo se van a hacer las cosas realidad. “El rodaje es muy divertido, pero también muy cansado”. Aunque si tiene que destacar una etapa por su dificultad sería la postproducción, el problema aparece cuando “lo juntas todo y debe tener coherencia”, además de la complicación de trabajar a contrarreloj.
hay que trabajar mucho y merece la pena arriesgarse para poder tener control de lo que haces
La entrevista está llegando a su fin, la conversación ha transcurrido de forma muy cómoda y por eso decido lanzarle preguntas más personales a mi entrevistado y conocerle un poco mejor. La primera pregunta es más bien un viaje en el tiempo; qué consejo le proporcionaría al Félix de veinte años. Me responde muy claro: “hay que trabajar mucho y merece la pena arriesgarse para poder tener control de lo que haces, me alegro mucho de haber montado El Ranchito”.
También, le pregunto por sus hobbies. Lo que más le gusta es la música, en especial la música clásica. Además, toca la guitarra y el piano. Y otra cosa que le apasiona es cocinar, pero sobre todo ¡comer! Viajar y conocer otras culturas es otra de sus aficiones.
Por otro lado, tengo la curiosidad de saber cuál es su película favorita. Admite que, aunque no tenga unos grandes efectos especiales, su preferida es El Padrino. No obstante, si tuviese que elegir una película por sus efectos serían Master and Commander, Alien o La guerra de las galaxias.
Me intereso también por lo que más valora en una persona para formar parte de su equipo. Félix lo tiene claro: “ser currante, ser buena gente y saber trabajar en equipo. A veces el talento no lo es todo”.
Tras esto, le agradezco enormemente el tiempo que me ha dedicado, le estrecho la mano y me despido. ¡Ha sido todo un placer conocer su historia!
Me subo al coche y reflexiono sobre la persona que he tenido la suerte de entrevistar. Sin lugar a duda, es todo un ejemplo de que con esfuerzo y ganas de hacer las cosas al máximo nivel se puede llegar muy alto.