jueves. 28.03.2024

Josefina Sillero me recibe, sonriente y algo nerviosa, en su despacho del IFAPA (Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía), lugar donde ocupa el puesto de Investigadora Titular desde hace años. El habitáculo es muy luminoso, con una gran mesa de trabajo en el centro, algo caótica, donde ella tiene sus documentos en el “desorden ordenado” que la caracteriza. Las paredes están adornadas con diversos carteles de la Semana Santa cordobesa, testigo de la afición cofrade de nuestra investigadora.

“Un cambio constante”

Para romper un poco el hielo, comienzo a preguntarle por su infancia y sus primeras aficiones. Nació en la localidad cordobesa de La Rambla y, aunque lleva viviendo en Córdoba desde el año 1987, nunca ha perdido la relación con su pueblo y con sus amigos de toda la vida. Desde temprana edad, iba frecuentemente al campo con sus hermanos y su padre, un conocido agricultor del pueblo. A pesar de ello, en aquellos momentos soñaba con ser farmacéutica, sin imaginar que acabaría siendo considerada una de las mejores científicas en Agronomía de España.

“Cuántas vueltas da la vida”, pienso. Entonces, le pregunto cuándo decidió estudiar Ingeniero Agrónomo, y me confiesa que no fue su primera opción. «Al acabar COU, quería estudiar Ingeniero de Caminos en Sevilla, pero como en aquella época 1º de Ingeniería era común para todas las disciplinas, en mi casa decidieron que mejor la estudiaba en Córdoba, y más adelante me trasladaría a Sevilla. Para mi sorpresa, la asignatura Historia de la Agricultura (la única que era específica de Agrónomos) me entusiasmó y decidí seguir en esta carrera».

Al igual que mucha gente, yo también pensaba que los ingenieros agrónomos se dedicaban básicamente a gestionar fincas agrarias y realizar trabajos de campo. Sin embargo, Josefina se ha dedicado desde que finalizó su carrera al ámbito de la investigación.

Su interés por la ciencia y la investigación comenzó cuando ella estaba en 5º de carrera y participó como alumna interna en el departamento de Genética de su Escuela de Agrónomos. En ese departamento, realizó su proyecto fin de carrera, donde definitivamente decidió que se dedicaría a la investigación. En 1994, tras finalizar los seis cursos y el proyecto fin de carrera, comenzó su tesis doctoral en el IFAPA donde ha seguido trabajando ininterrumpidamente desde entonces.

La investigadora en su centro de investigación del IFAPA

La investigadora en su centro de investigación del IFAPA/ Josefina Lucena

Tras esto, decido preguntarle qué piensa del papel de la mujer en el ámbito agrario. Josefina se ríe y me comenta que, ante esa pregunta, siempre recuerda a su padre, quien le decía que agrónomos era una profesión de hombres y que debía estudiar algo relacionado con la rama sanitaria, tal y como le hubiese gustado a su madre. En ese instante, deja de hablar y se le saltan las lágrimas. Me confiesa que su madre murió justo en el momento de su nacimiento, hecho que ha marcado durante toda la vida a los seis hermanos. A pesar de haberse criado con sus tíos, los cuales la adoraban, el recuerdo de su madre siempre la entristece. Volviendo a su opinión sobre el papel de la mujer en agricultura, reconoce que no siempre ha sido fácil para una chica dedicarse a temas agrarios. De hecho, recuerda que cuando empezó su carrera, tenía bastantes más compañeros que compañeras, muchas de las cuales se han dedicado a la enseñanza, la gestión o la investigación, pero muy pocas son las que realmente están a pie de campo cada día. Como anécdota, me dice que cuando celebra jornadas de campo para mostrar sus ensayos a empresas y agricultores, la presencia femenina es realmente escasa o incluso inexistente.

“Quien algo quiere, algo le cuesta”

En 1999, tras acabar la tesis doctoral, obtuvo varios contratos como doctora hasta que aprobó las oposiciones de Investigadora Titular del IFAPA en 2007, puesto que ocupa actualmente. Durante su carrera profesional ha participado en más de 30 proyectos de investigación, de convocatorias internacionales, nacionales y regionales, habiendo sido la coordinadora de muchos de ellos. Además, ha participado y dirigido numerosos contratos de asistencia técnica con empresas del sector agrario. Fruto de sus trabajos e investigaciones, ha conseguido ser coautora de un número considerable de publicaciones científicas, tanto en revistas internacionales con índice de impacto (70 artículos publicados con índice SCI, más otros artículos enviados), como artículos en revistas no indexadas y capítulos de libros. También ha participado en numerosos congresos internacionales y nacionales, con más de un centenar de comunicaciones en los mismos. En el ámbito académico, ha codirigido tesis doctorales y trabajos profesionales de fin de carrera y, aunque no se dedica a la docencia, es profesora de cursos de doctorado y de máster, colaborando puntualmente en alguna asignatura.

Por otro lado, casi todos sus trabajos se han centrado en la mejora genética por resistencia a enfermedades. Comenzó sus investigaciones en estudios con leguminosas grano (especialmente habas, guisantes y garbanzo) para continuar con trabajos en cereales de invierno, como trigo y cebada. Estos se han enfocado sobre todo en la búsqueda de fuentes de resistencia a hongos fitopatógenos aéreos, como roya, oidio o ascoquitosis, así como en la caracterización macro y microscópica de esa resistencia genética, temas en los que enfoca sus publicaciones científicas.

Josefina es responsable de programas de mejora genética de trigos duros y blandos, donde participan compañeros de otros centros del IFAPA, así como de otras CC.AA. como Castilla León, Catilla La Mancha y Cataluña. Además de estos programas de mejora, es la responsable en Córdoba de los ensayos de cereales de la Red Andaluza de Experimentación Agraria (RAEA) de cultivos herbáceos extensivos, por lo que la relación de esta investigadora con el sector agrario es cada vez más estrecha y directa.

Ensayo de trigo de la investigadora

Ensayo de trigo de la investigadora/ Josefina Sillero

“Nunca pensé que mi trabajo sería reconocido”

A pesar de su intachable y excelente trayectoria profesional, Josefina jamás imaginó que su labor sería reconocida y admirada. Para su sorpresa, apareció en una lista entre las mejores 300 investigadoras de España. A partir de ahí, el Ayuntamiento de La Rambla (su pueblo natal) hizo eco de este reconocimiento y la propuso para ser premiada el Día de la Mujer por la Mancomunidad Campiña Sur. Por motivos de la COVID, ese premio no se le pudo entregar el año pasado, pero se le ha concedido este año, habiéndolo recibido en el Ayuntamiento de su pueblo. También, en el año 2021, este Ayuntamiento la propuso a la Delegación de Igualdad de la Diputación de Córdoba para los premios “Córdoba en Igualdad”, donde Josefina ha sido galardonada en el ámbito de la Ciencia y la Tecnología.

“Los premios en Igualdad, una nueva oportunidad”

Actualmente, el papel de la mujer en muchísimos ámbitos está siendo cada vez más reconocido. Aun así, son muchos los sectores como las comunicaciones, el deporte, el ámbito empresarial, las artes escénicas o la investigación (ámbitos en los que la Diputación de Córdoba concede los premios “Córdoba en Igualdad”) en los que nos ha costado mucho trabajo ocupar el lugar que tanto nos merecemos. El hecho de que la Diputación de Córdoba reconozca y premie a mujeres que se dedican cada día a estos sectores me parece fascinante. Por un lado, por el reconocimiento a un trabajo bien hecho y, por otro, por la proyección y publicidad obtenida para todas y cada una de las galardonadas con el hecho de haber sido premiadas. «Aunque hoy el papel de la mujer está casi equiparado con el de los hombres en numerosos ámbitos, no debemos olvidar el tremendo esfuerzo que nos ha costado, y aún nos sigue costando, que se nos reconozca esta igualdad».

La galardonada Josefina Sillero, en el centro de la imagen, junto a Antonio Ruiz, presidente de la Diputación, y Alba Doblas, delegada de Igualdad: Josefina Lucena

Josefina Sillero, en el centro de la imagen, junto a Antonio Ruiz, presidente de la Diputación, y Alba Doblas, delegada de Igualdad: Josefina Lucena

Aunque hoy el papel de la mujer está casi equiparado con el de los hombres, no debemos olvidar el tremendo esfuerzo que nos ha costado que se nos reconozca esta igualdad

“El CSIC está haciendo una gran labor en la investigación sobre la COVID”

Le pregunto su opinión acerca de que el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) haya abierto en internet un portal de donaciones para invertir en investigación sobre la COVID. Josefina conoce de buena tinta la importancia del CSIC, pues en el campus Alameda del Obispo, lugar donde se ubica el IFAPA, se encuentra el Instituto de Agricultura Sostenible, uno de sus principales centros, donde comparte con sus compañeros proyectos de investigación, publicaciones y ensayos de campo. Parte de sus inicios en investigación los realizó en ese centro, al pertenecer a él uno de sus directores de tesis.

Indudablemente, en la época y con las circunstancias que nos ha tocado vivir, toda ayuda y toda donación que se dedique a la investigación sobre esta enfermedad es maravillosa. El CSIC es la mayor y más prestigiosa institución de investigación de España, y depende directamente del Ministerio de Ciencia e Innovación. El hecho de que desde el CSIC se hayan solicitado estas donaciones es relativamente lógico, pues teniendo tal envergadura, siempre reclamará investigaciones sobre la COVID. Sin embargo, las donaciones se están haciendo a título individual, cuando estas inversiones las tenía que haber hecho directamente el Gobierno Central, y no haber dado pie a que una institución sea la que tome la iniciativa a base de donaciones particulares.

“Doy gracias por no haber estado sola en el camino”

Durante toda la entrevista, la investigadora aclara que su éxito en la investigación no es fruto únicamente de su trabajo. Para llevar a cabo sus investigaciones, tiene la fortuna de haber estado siempre rodeada de muy buenos compañeros de trabajo, a muchos de los cuales considera realmente sus amigos. Cuando aún estaba formándose, tenía muy buena relación con sus superiores, la misma que, ahora que ya la consideran “senior”, sigue teniendo con su equipo de trabajo, quienes a modo de guasa y siempre con tono cariñoso se dirigen a ella como “jefa” (reconoce con una sonrisa). Esta investigadora, de 51 años y madre de 2 hijos, disfruta día a día de su trabajo, de sus amigos y de su familia, siempre agradecida y feliz de la vida que tiene.