jueves. 03.10.2024

Manuel Ferrara, a través de una pantalla que parece alejarnos -pero solo parece-, se muestra sonriente e ilusionado, y como buen italiano, se presenta a nuestra cita impecablemente vestido: una camisa de fondo blanco con finas líneas color celeste estampadas. Sus primeras palabras parecen extraídas de un discurso de presentación -que bien podría ser de un político- en el que confiesa su amor por España gracias a una visita a Andalucía. Tras este halago, reconoce que aprendió español de forma autónoma, por gusto y atracción al idioma, y después de ofrecerle la opción de hacer la entrevista en su lengua materna, él prefiere hacerla en nuestro idioma porque le encanta practicarlo. Habla de forma muy fluida y natural, casi como si hubiera vivido alguna temporada en España, sin embargo, Manuel solo ha estado aquí de vacaciones.

Manuel es periodista desde 2019, aunque se graduó oficialmente en Comunicación en 2020, con 22 años; sin embargo, ya escribía desde los 19. A sus 24 años es consultor de comunicación y ha trabajado en el gabinete de comunicación del Ministerio de Deporte del Gobierno italiano. Antes de terminar sus estudios también se dedicaba al fútbol, profesión que compaginaba, de forma anecdótica, con el periodismo.

Manuel Ferrara periodista

El periodista italiano Manuel Ferrara. Imagen cedida de su web oficial

Entre risas cuenta cómo trabajaba a la vez de periodista y futbolista: tenía que dividirme y muchas veces tuve crisis de identidad. Cuando me levantaba por la mañana no entendía nunca si me sentía más un jugador o un agente de prensa”. Recuerda que desde que era un niño ha jugado al fútbol, hasta que creció y comenzó a estudiar Comunicación: “Fui responsable de comunicación y agente de prensa de mi equipo, Indomita Pomezia, siendo además jugador del mismo. No es fácil buscar a alguien que hace esas locuras”, comienza a reírse mientras sostiene con seguridad su mirada a la pantalla que “nos separa”. Añade que fue un periodo muy divertido de su vida y tiene palabras de agradecimiento para quienes fueron sus compañeros, su entrenador, la sociedad, y para sus colegas periodistas porque, según cuenta: “me enseñaron detalles muy importantes de esta profesión, me permitieron crecer personal y profesionalmente”.

Fui responsable de comunicación y agente de prensa de mi equipo, Indomita Pomezia, siendo además jugador del mismo

En algunos momentos de la entrevista entreveo un Manuel Ferrara que, además de pasión por su profesión y por el deporte, siente una gran atracción por temas políticos; sus publicaciones en Instagram ya dan alguna pista sobre esto.

Me atrevo a confesarle una anécdota. Manuel, su nombre, si se busca en Google, aparece un actor porno. Imagino que a veces debe de ser embarazoso. Responde en un tono burlón y entre risas: “El que aparece es francés. Yo soy diferente. Soy el Manuel Ferrara italiano”.

Su curriculum comienza a escribirse a los 19 años, cuando ya redactaba en periódicos sobre diferentes temas, algo esencial en Italia para poder optar a ser periodista, ya que tal y como él explica “Para llegar a ser periodista es necesario dos años de prácticas en un periódico y escribir un número de artículos que varía dependiendo de la región. En mi región, Lazio, basta con escribir solo 80 artículos, sin embargo, yo he escrito cientos de artículos porque me gustaba mucho (dice sonriente y claramente orgulloso).

Para llegar a ser periodista es necesario dos años de prácticas en un periódico y escribir un número de artículos que varía dependiendo de la región

En el caso de los publicistas, esos artículos deben de ser aprobados por una comisión para poder entrar a formar parte del cuerpo profesional del periodismo. Además, para ser periodista profesional hay que acceder a una escuela de periodismo durante dos años y, finalmente, aprobar el examen de aptitudes profesionales o, alternativamente, estar en una redacción realizando prácticas durante 18 meses”. Explica que en Italia existen dos tipos de periodistas: “los publicistas, que no se dedican solamente al periodismo, no es el periodismo algo exclusivo; y el profesional, los que se dedican únicamente al periodismo como trabajo”.

En junio de 2020, iniciaba la carrera profesional de Manuel en el Ministerio de Deportes italiano como comunicador: “Para un chico de mi edad, 24 años, es una experiencia de primer nivel. He podido ver muchas figuras políticas, autoridades…”. Esta experiencia finalizaba el 12 de febrero de 2021, cuando el Gobierno italiano cambia de partido político y desaparece el Ministerio de Deportes para convertirse en lo que en Italia conocen como un subsecretariado. Ferrara analiza el trabajo que este Ministerio ha realizado mientras él formaba parte: “Aunque actualmente no exista un Ministerio del deporte, nosotros hemos hecho una reforma en todo el país en la que se incluye, por ejemplo, el deporte femenino. En Italia el deporte femenino es un tema del que se habla mucho, pero en política, muchas veces, no hay un hecho concreto. Ahora hay una profesionalización del deporte femenino que antes no existía; esto ha sido un paso hacia adelante muy importante en Italia. Solo es un ejemplo de todas las cosas que hay en esa reforma”.

Ahora hay una profesionalización del deporte femenino que antes no existía; esto ha sido un paso hacia adelante muy importante en Italia

Manuel empieza a sumar pequeñas dosis de política dentro de sus respuestas que van cargadas de la misma emoción que un político pueda dejar ver en algún mitin. Aquello provoca la necesidad de hacerle una pregunta en concreto: “y trabajando dentro de un Ministerio, que al final está movido por la política… ¿no se ha planteado en algún momento, influenciado por el entorno donde trabajaba, llegar a abandonar el periodismo para ejercer de político?”. Su respuesta comienza con una risa: “Si antes tenía la crisis de identidad de no saber si me sentía más jugador o periodista, ahora aparece la crisis de identidad de no saber si me siento más periodista o consultor de comunicación en esta institución” bromea.

Con un rostro que, de repente, se vuelve serio, cuenta que ahora mismo se encuentra concentrado en su trabajo: “Es un momento en el que tenemos que trabajar muchísimo, veinticuatro horas sobre veinticuatro, porque es un periodo de emergencia. El discurso de política puede ser interesante, pero pienso que es un futuro un poco lejano. Me gustaría algún día participar en la vida política, pero ahora mismo pienso en concentrarme en este trabajo”.


Me gustaría algún día participar en la vida política, pero ahora mismo pienso en concentrarme en este trabajo

Tras este cambio en el Gobierno italiano, Manuel se encuentra escribiendo algunos artículos y en la transmisión de información sobre el presupuesto que se invierte en deportistas que actualmente no ejercen por el cierre de piscinas, gimnasios, etc., provocado por la pandemia del COVID-19.

Retomamos el tema del periodismo en Italia, un tema que deja de ser vocacional para Manuel hasta convertirse en pura pasión. Comienzo por preguntarle el valor que tiene el periodismo en Italia. “Los jóvenes no quieren hacer este trabajo porque tienen miedo. El periodismo es no tener miedo ni de mí mismo ni del mundo que nos rodea proponiendo puntos de reflexión a las personas. El periodismo es de una importancia fundamental y esto implica en mí una gran responsabilidad. En Italia, la figura del periodista, pienso que como en todo el mundo, es una figura que puede no ser muy querida (explica sin parar de pensar cómo decirlo). Así es como yo veo el periodismo y como lo vivo”.

Mientras escucho su respuesta aparecen en mi cabeza diferentes reflexiones y un nombre: Ryszard Kapuscinkski. Ya se dijo alguna vez algo parecido, pero ninguno fue un joven de 24 años.

Hablamos de las diferentes caras que el periodismo tiene en todo el mundo. El cómo lo ve un ciudadano y el cómo lo ve un periodista. En ese momento surge una pregunta que le realizo a Manuel y que, de forma inmediata, sin pestañear siquiera, responde. “¿Qué es lo que más le gusta de su profesión?” pregunto. “Las personas. Hablar con las personas. Conocer personas que realizan diferentes trabajos, que viven diferentes situaciones en la vida, escribir sobre todas ellas. El espíritu humano me hace rico”. En un momento y durante unos segundos aparece el silencio entre ambos intentando digerir la respuesta. Espero una contestación más típica como “contar al mundo la verdad” o “narrar diferentes historias”.

“¿Y lo que menos?”, pruebo a preguntar a expensa de que pueda recibir otra respuesta que me deje, durante unos segundos, sin palabras y con la mente reflexionando sobre lo que acaba de oír. “Que muchas veces las personas te ven mal por el hecho de todo lo que te expones. Cuanto más te expones, es más posible que te miren con antipatía porque no te conocen, no te comprenden” contesta. En cierto modo es la respuesta que imaginaba que podía oír.

Cuanto más te expones, es más posible que te miren con antipatía porque no te conocen, no te comprenden

“¿Ha pensado alguna vez ejercer de periodista fuera de Italia?” me atrevo a preguntar a sabiendas del grandísimo sentimiento de nacionalidad y arraigo a su país que los italianos tienen. “Pienso que el ser humano es el mismo en todo el mundo; puede cambiar el contexto cultural y social, pero pienso que el ser humano es único. En todos los países, con algunas diferencias, excepto países que no viven en una democracia, somos más o menos la misma cosa. En Europa pienso que el periodista vive más o menos de la misma manera”.

El problema de las noticias falsas es una plaga mundial que nace principalmente para transferir el consentimiento a partidos específicos

Hablamos de repente de la lacra de las fake news y cómo afectan al periodismo, pero crean también nuevos perfiles, como el de verificador de datos. Se aprecia una gran solvencia en Manuel a la hora de hablar sobre el tema y me adentro a introducir una pregunta para finalizar la entrevista: “Las fake news no son algo nuevo, pero en los últimos años están sufriendo un gran incremento…”. Manuel escucha serio y asintiendo y responde de inmediato: “El problema de las noticias falsas es una plaga mundial que nace principalmente para transferir el consentimiento a partidos específicos. He abordado este tema en mi tesis para la universidad llegando a la conclusión de que las redes sociales tienen una gran responsabilidad, sobre todo para las democracias. Afortunadamente, las principales redes sociales están trabajando para dar cada vez más credibilidad, con herramientas específicas, a los periodistas que se toman en serio este trabajo. En los últimos años se han difundido muchísimas fake news por razones políticas, pero ahora estamos viendo falsas noticias por razones comerciales, como la cuestión de la fiabilidad de las vacunas. Por desgracia, los periodistas no podemos hacer mucho, debemos esperar que las autoridades competentes y las principales redes sociales trabajen para resolver este fenómeno”.

ahora estamos viendo falsas noticias por razones comerciales, como la cuestión de la fiabilidad de las vacunas

Manuel Ferrara

El periodista Manuel Ferrara posa para las imágenes oficiales de su web. Fotos cedidas

Tras la entrevista nacieron de mí algunas reflexiones como, por ejemplo, cuando oímos -ser rico- o lo imaginamos: inmediatamente se nos viene a la cabeza el término monetario, sin embargo, Manuel habla del espíritu humano y la capacidad del periodismo para llenarlo y convertirnos en seres acaudalados. Algo tan simple puede darnos mucho más que todas las monedas del mundo en una sola montaña.

España e Italia son muy similares, sin embargo, un periodista en Italia necesita muchos más requisitos que quizás un comunicador en España; me surgen planteamientos, dudas… a pesar de ello, ninguno de los dos países exige como requisito algo realmente necesario en cualquier profesional de cualquier rama: la vocación. Y no, tampoco facilitan que todo aquel que tenga vocación, un requisito que debería de ser indispensable, pueda acceder a una formación hacia esta profesión. Manuel ha llegado a grandes experiencias gracias a su vocación.

Lo incuestionable es la necesidad del periodismo, y no solo para informar, sino también para advertir, guiar y cuidar al ciudadano de técnicas tan sucias y usadas como son las fake news, presentes en el ser humano desde sus inicios.

Ya lo dijo Ryszard Kapuscinkski: “Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias”. Manuel lo ha recordado en esta entrevista.