¿Dónde estás?, ¿cómo?, ¿con quién?, ¿estás vivo? Preguntas como estas se hacen diariamente los familiares de las más de 14000 personas desaparecidas en España. Personas que un día, por algún motivo desconocido, se marcharon de manera voluntaria o involuntaria, dejando un triste y desolador vacío sin respuesta en sus seres queridos.
Queda mucho por hacer
Quedamos en su casa para hacer la entrevista. Una casa acogedora, con el salón repleto de fotos de Paco y su hermano, y de cuadros pintados por Rosa. Antes de comenzar, miro a los padres y veo dos rostros entristecidos con duras secuelas. Detrás de esos rostros hay una historia que contar. Hay miles de familias en su misma situación por lo que comienzo la entrevista preguntándoles cómo es el día a día de una familia con un ser querido desaparecido. Rosa, la madre de Paco, responde que es algo muy duro. “Es vivir en una incertidumbre constante sin entender por qué”.
El proceso de búsqueda de los desaparecidos es crucial a la hora de encontrar respuestas. Isidro confiesa que han mejorado los medios y las técnicas en dichas búsquedas, pero que aún no es suficiente. Al igual que su hijo, que despareció siendo menor de edad, hace hincapié en que el 70% de los desaparecidos son menores, por lo que estas desapariciones deberían tener una mayor y amplia difusión. Por otro lado, Rosa deja claro que son las propias familias las que luchan sin descanso por esta causa, y que, si no lo hicieran ellos nadie lo haría y este tema caería en el olvido.
Sabemos que los medios de comunicación en pocas ocasiones son partícipes de las desapariciones y se hacen eco de ello, pero desconocemos los motivos que les llevan a hacer que unas desapariciones sean mediáticas y otras no. Isidro cree que únicamente buscan la audiencia y el morbo: “Hay medios públicos, que todos pagamos, que deberían tener esa función de ayuda, pero no la tienen”. Todos los casos, independientemente de lo conocidos que sean, o no, son importantes y hay que luchar por darles visibilidad. Una idea que refuerza su mujer, Rosa, con la voz entrecortada: “La vida de mi hijo es tan importante como la de quien ha ganado una medalla olímpica”.
No todos somos iguales
En los casos de desapariciones, los medios de comunicación, las fuerzas de seguridad del Estado y por qué no decirlo, los políticos, en cierta medida, también se hacen eco y contribuyen a visibilizarlos. Pero, ¿realmente están haciendo todo lo posible para ayudar a estas familias? No hay nada más claro y objetivo que un “no” para responder a esta pregunta. Isidro y Rosa me explican la diferencia que existe entre unas situaciones y otras; no en todas ellas se actúa y se difunde la información sobre la desaparición de la misma manera, al igual que tampoco los políticos se vuelcan como deberían hacerlo, remarcando que la clase social a la que pertenece el desaparecido parece importante para su búsqueda. “La justicia debe volcarse más. No importa el dinero que cueste, son vidas humanas y eso es lo que cuenta”. Ambos se atreven a afirmar una cierta dejadez en sus casos que no mejora y reivindican la necesidad de conseguir un trato igualitario.
Se estima que en España son 14000 personas desaparecidas. “Tienen que estar en algún lado, pero ¿por qué no los buscáis?”, se pregunta Rosa. “No interesamos”. Isidro cree que “En la morgue hay miles de cadáveres sin identificar” y se muestra convencido de que ahí hay más de un desaparecido. Sin duda es una idea estremecedora que da para pensar.
“Nuestro teléfono debe permanecer abierto siempre”
A esta angustia, a la desesperación y a la incertidumbre, se suma además el hecho de que hay personas que se dedican a mandar una esperanza a los familiares de los desparecidos, dándoles falsas noticias sobre su paradero. El objetivo es obtener algún beneficio económico o dañar a la familia. Por ello, quiero saber qué hacen ellos ante estas situaciones. “No podemos tomar ninguna medida, nuestro teléfono debe permanecer abierto siempre, aunque esto conlleve llamadas falsas, con extorsiones y con un aliciente de esperanza frustrada” responden los padres de Paco Molina.
“Nunca vamos a tirar la toalla”
Después de haber conocido cómo es la vida de una familia con un ser querido desaparecido, me centro en el caso de su hijo Paco, desaparecido el 2 de julio de 2015. Sabía que estas preguntas iban a ser duras, tanto para ellos como para mí (somos vecinos y amigos), pero quise hacerlas para conocer cómo avanza la investigación de Paco Molina.
Seis años después de su desaparición y a pesar de las dificultades, siguen manteniendo las fuerzas en su búsqueda. Por eso, he querido preguntarles si ha habido algún momento en el que se les ha pasado por la cabeza tirar la toalla. Rosa responde que hay momentos de todo tipo, pero que cuesta mucho salir adelante.
Estaba segura de que tenían un mensaje que mandar a su hijo, y yo quería incluirlo en mi entrevista por si se diera el caso de que Paco pudiera leerlo allá dónde se encuentre, ya que en estos momentos toda ayuda es necesaria. “Te estamos esperando, aquí tienes tu casa y tu familia”, responde Isidro. “Le vamos a aceptar como sea, tiene que volver, su vida está aquí”, responde Rosa con el rostro cabizbajo.
“No hay que esperar a que pase algo para ser solidarios”
Hablamos también sobre la visión que tienen del comportamiento de la sociedad ante estos casos. Les pregunto si piensan que la población está concienciada con esta causa, a lo que ellos me responden que no, y que principalmente se debe a que los medios de comunicación no les dan la suficiente visibilidad, remarcando la importancia que tienen estos medios, sobre todo la TV, para hacerse eco de este tipo de noticias. “La sociedad no se da cuenta porque no les atañe a ellos”, responde Isidro.
El caso de Paco, ni siquiera es conocido por los propios cordobeses. Incluso con la gran labor de visibilidad que tanto los padres como familiares y amigos hacen para que el caso no caiga en el olvido.
“Deberíamos ser más solidarios”, reclaman los padres de Paco para que la gente les ayude. Ellos quieren llegar al final de esta pesadilla como todos aquellos que ya lo han conseguido, y quieren hacer ver al resto de ciudadanos que un día les puede pasar a ellos.
“Una situación como esta te marca para el resto de tu vida”
Antes de finalizar la entrevista, les invito a que expresen lo que quieran, todo lo que tengan guardado dentro. Ahora es el momento de darles libertad para dar rienda suelta a sus sentimientos. “Siempre seré la madre de un desaparecido”, dice Rosa. Desean con todas sus fuerzas llegar al final de este camino angustioso, remarcando que, aunque su pesadilla termine, nunca dejarán de ayudar, ya que una situación como esta deja marca para el resto de tu vida.
Me cuentan que están luchando para que se redacte el estatuto de la persona desaparecida. Dicho estatuto buscaría amparo, protección y ayuda, tanto para el desaparecido como para su familia. Explican algún caso en el que la persona desaparecida ha sido el cabeza de familia, lo que conlleva que el resto de familiares directos queden desamparados, no solo emocional sino económicamente. Empiezo a ver cómo el rostro de Rosa comienza a llenarse de lágrimas. “Desde que ese momento ocurre, te destroza la vida por completo. Ya no hay día buenos. Todos son malos o regulares. De ahí no salimos”, dice Rosa llorando.
“Esta situación te ata y te condiciona tu vida”. Tras seis años de incertidumbre confiesan que hay días en los que les faltan las fuerzas pero, a pesar de las dificultades, creen que hay que seguir buscando a Paco con la esperanza siempre presente de que algún día lo van a encontrar. Con estas palabras de Isidro, termina nuestro encuentro Como ellos, hay 14000 personas más que esperan ser buscadas y hay que luchar por darle visibilidad. Porque como ellos han dicho, “somos los grandes olvidados”.