Está claro que la marca alemana es una de las punteras del mundo en producción automovilística, sus vehículos rezuman diseño, calidad, potencia, deportividad, lujo… Pero también innovación y vanguardia, y en esto tampoco se queda atrás. No son pocos los prototipos futuristas que ha sacado Mercedes en los últimos años y con este último vuelve a clavar la bandera en lo alto de la colina tecnológica de la automoción.
El arma que ha usado para ello ha sido el Vision AVTR (Advanced Vehicle Transformation) y se inspira en la producción de James Cameron, Avatar. Es obvio que este coche no tiene cabida en el mercado a día de hoy, básicamente porque reúne unas cuantas características tecnológicas ficticias, aunque bien es verdad, que hay otras tantas que sí pretende aplicarlas, tarde o temprano, a sus modelos.
Quien haya visto Avatar sabe que la película rezuma naturaleza y dinamismo, y eso es lo que ha tratado de transmitir la firma. Tienen la intención de reproducir una sensación orgánica y que empatice con su entorno.
Los datos específicos más asombrosos son que tiene en la parte posterior 33 “flaps biónicos”, algo que suena surrealista pero que Mercedes ha creado para que haya una comunicación a tres bandas entre el vehículo, el conductor y la naturaleza.
Foto vía: Mercedes-benz.com
Como buen coche futurista, dispone de conducción autónoma, carece de volante y se puede conducir desde cualquier asiento. Está propulsado, supuestamente, por baterías orgánicas recargables en menos de un cuarto de hora, con una capacidad de 11kWh y más de 700 km de autonomía, y los cuatro motores eléctricos hacen un total de más de 350 kW, traducido a CV rondaría los 470.
El interior tampoco deja de sorprendernos pues hay una unidad de control capaz de reconocer los biorritmos de las personas, elementos veganos, como los asientos, y los controles se manejan a través de gestos.
Si bien es una creación utópica, Mercedes afirma que les servirá de punto de partida para nuevas creaciones.