viernes. 26.04.2024

En los últimos meses, la marca de moda de lujo Balenciaga se ha convertido en foco del ojo público por diseños como bolsos de cuero que emulan un packaging de patatas fritas o por ser la primera firma de moda en eliminar su perfil de Twitter tras el nombramiento de Elon Musk como CEO.

La polémica en torno Balenciaga ha continuado esta semana tras la denuncia de la youtuber estadounidense @shoe0nhead en Twitter de las supuestas sesiones fotográficas para la campaña de Navidad y para la campaña de primavera de 2023.

En ellas, se muestran a menores de edad sujetando bolsos en forma de oso de peluche con arneses y sentencias del Tribunal Supremo que tratan sobre pornografía infantil en el entorno virtual.

 

La respuesta de las redes

Las fotografías han navegado a través de las redes sociales, bajo la incredulidad y las críticas de los usuarios, que no sabían discernir si se trataba de un bulo, ya que fueron eliminadas de la web corporativa.

Muchas han sido las denuncias virtuales que han recibido por hacer apología a la pornografía infantil y por las decisiones en torno a los objetos que formaban parte de la composición fotográfica.

La disculpa del director creativo

Demna Gvasalia, director creativo de Balenciaga desde 2015, ha querido pronunciarse al respecto en sus redes sociales, despejando las dudas sobre la veracidad de la noticia.

Gavasalia ha pedido disculpas en nombre de Balenciaga, afirmando que los menores no deberían haber aparecido junto con los bolsos de oso de peluche. Con respecto a la campaña de primavera, advierte que los documentos no fueron aprobados por la firma y que están “tomando acciones legales contra los responsables de la creación del decorado".

 

La intervención del fotógrafo en la polémica 

Los fotógrafos de la sesión no han salido impunes de las críticas. Los usuarios de Twitter cuestionan su ética profesional al decidir formar parte de un proyecto con tales exigencias artísticas.

 

Gabrielle Galimberti, fotógrafo de la campaña navideña, ha respondido a la polémica vía Instagram “tras los cientos de correos y mensajes de odio” que ha recibido. Galimberti alega que no tenía los derechos necesarios para tomar decisiones sobre la sesión de fotos, solo la dirección de la campaña tenía esa potestad.

Además, critica la facilidad que tienen los criminales para encontrar contenido explícito en la web y añade que “acusaciones como estas se dirigen contra objetivos erróneos, y distraen del verdadero problema, y de los criminales”.