jueves. 25.04.2024
Hongwei Meng es detenido por el gobierno chino por violar la ley y aceptar sobornos

El presidente de la Interpol: nueva víctima de la polémica campaña anticorrupción de China

Hongwei Meng, presidente de la Interpol desde noviembre de 2016, dimitió con efecto inmediato el pasado 7 de octubre. El ya expresidente, tras desaparecer y estar incomunicado más de una semana, fue arrestado por el Partido Comunista chino por, presuntamente, aceptar sobornos y violar la ley.

Hongwei Meng, expresidente de la Interpol
Hongwei Meng, expresidente de la Interpol. Foto: La Razón

El pasado 7 de octubre la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) presentó un comunicado informando de la dimisión de carácter inmediato del hasta entonces presidente Hongwei Meng. Aún no se sabe si la dimisión de Meng ha sido por voluntad propia o de la organización.

Pocos días antes, el 4 de octubre, su esposa Grace ofreció una rueda de prensa para hablar de la desaparición de su marido. Grace llevaba sin tener noticia de él desde el día 25 de septiembre, cuando viajó por trabajo, supuestamente, a China. Gracias a una fuente anónima del South Morning China Post, periódico de Hong Kong, se sabe que el día 29 aterrizó en China donde el Partido Comunista de Xi Jinping lo detuvo.

La familia de Meng ha sido puesta bajo protección policial tras las declaraciones de su esposa. Grace Meng pidió ayuda internacional para buscar a su marido tras recibir unos mensajes inquietantes desde el móvil de este. En estos mensajes Meng le decía que esperara su llamada y, poco después, le envió un emoji de un cuchillo en señal de peligro.

Fotografía de Euronews


Imagen del móvil de Grace Meng hablando con su marido Hongwei Meng. Fotografía : Euronews

Situación política de China

Xi Jinping creó en marzo la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) para eliminar la corrupción dentro de la administración pública. Este ha sido el principal cometido del presidente desde su llegada al poder en el 2012. Según la Ley de Supervisión de este organismo, Grace Meng debería haber sido notificada en las primeras 24 horas de arresto. 

Tras la susodicha rueda de prensa, la Interpol pidió a China una respuesta. Las primeras declaraciones sobre el caso de Meng fueron a cargo del ministro de Seguridad Pública, quien aclaró que Meng está detenido por aceptar sobornos y violar la ley. Su detención ha sido decisión unánime del Partido Comunista.

La detención de Meng ha suscitado un debate de carácter internacional: ¿tiene derecho China a detener sin aportar ninguna prueba a un alto dirigente a nivel mundial por presuntos delitos de corrupción?

Medios oficiales chinos, controlados por el Partido Comunista, acusan a Occidente de obstaculizar su lucha para acabar con la corrupción, catalogando su falta de apoyo como una “falta de respeto” y “menosprecio” hacia el gobierno chino.

Según el medio francés La Croix, esto podría no ser la primera vez que ocurre. Zhou Pyongyang, principal apoyo del pilar de la oposición Bo Xilai, fue condenado en 2015 a cadena perpetua por corrupción, abuso de poder y divulgación de secretos de estado.

Zhou Pyongyang en 2004 nombró viceministro de Seguridad Pública a Hongwei Meng. Tras su llegada a la Interpol, China enalteció a Meng por ser un orgullo para el país; no obstante, en abril de este mismo año dejó de pertenecer al Partido Comunista.

Los medios asiáticos no han quedado indiferentes ante esta situación. Según Japan Times, China ha hecho un “descarado desprecio por la justicia” al arrestar a Meng en secreto y sin notificar de su detención; amenazar a su familia y no recibir consecuencias graves por secuestrar a un alto cargo internacional. 

Ante todo el revuelo internacional, algunos medios como World Tribune proponen un debate sobre si China debería ser suspendida de su participación en la Interpol.

Fernando Delage, profesor de Política Asiática y Sociedad Civil en Loyola Andalucía, en una entrevista con MillaCero ha explicado que para Xi Jinping la corrupción "es un cáncer que puede acabar con el Partido Comunista". Todos sus esfuerzos desde 2012 se han centrado en acabar con este en una lucha contra los "tigres", altos cargos, y "moscas", funcionarios, llevándose a decenas de miles de personas. Ha suscitado un miedo en la administración del país, ya que no solo lo está utilizando para purgar la corrupción sino para acabar con su competencia y hacer proseguir el régimen. 

"No podemos hablar de Derechos Humanos como aquí los conocemos" aclaraba Delage. Los Derechos Humanos en China, al ser un estado autoritario, están limitados. En esta sociedad no tiene cabida el derecho a voto ni la participación política, asimismo la opinión pública defiende esta campaña anticorrupción considerándola como una de los valores generales del Estado. 

Según Delage, hasta ahora todo lo que se ha propuesto conseguir Xi Jinping lo ha conseguido sin repercusiones graves. Donald Trump en su llegada a la presidencia declaró abiertamente la guerra a Xi Jinping, y este no va a quedarse quieto. 

El gobierno chino se encuentra inmerso en una guerra comercial con EE. UU. Los medios norteamericanos acusan a China de llevar prácticas en contra de la democracia. Xi Jinping, por su parte, ha desafiado al orden internacional al arrestar al presidente de la mayor organización policial internacional. A su vez, queda en entredicho el poder de la Interpol, ya que la organización no ha podido rebatir ni liberar a su presidente.

El presidente de la Interpol: nueva víctima de la polémica campaña anticorrupción de China